lunes, 3 de octubre de 2011
Azoyú, historia y tradición
Opinión
Emilio Bustos Aguilar
Para celebrar en grande la llegada del iglesia católica a la Costa Chica de Guerrero, y de manera particular a Azoyú, enarbolando como divisa amor y paz a los hombres de buena voluntad, se ha movilizado la iglesia católica representada por el dinámico sacerdote Joel Salazar Bailón, como a las diversas mayordomías responsables de cumplir el viejo rito anual para honrar y homenajear al querido patrón del pueblo, el invencible batallador, San Miguel Arcángel.
Intentar contar la historia de este hecho de tanta significación, porque transformó antiquísimos hábitos y costumbres de los nativos de este nuevo mundo, choca con la tradición oral, que de boca en boca y, por generaciones, recibimos los actuales moradores de Azoyú, al carecer del necesario sustento histórico, reduciéndolo a lo novelesco, utópico o mitológico.
Según la tradición, para la evangelización tuvieron que contar con un lugar ex profeso y céntrico de la comunidad, para lo cual, los primeros misioneros y feligreses habilitaron un rústico jacalón, con techo de zacate; con el tiempo edificaron una iglesia de adobe con piso de ladrillos, que derribó el sismo de 1936; el pueblo, las mayordomías, al no haber sacerdotes de planta, edificaron un tercer templo, que por su mal estado, después de muchos años de servicio, fue demolido para edificar la actual parroquia, correspondiendo este mérito al padre Rafael Cortés Gaspar, actualmente radicado en Ometepec, su tierra, en donde también asumió la responsabilidad de construir la actual catedral, orgullo de esa ciudad.
Hurgando en viejos archivos, que en parte fue posible localizar, con certeza puede afirmarse que, si bien el 8 de mayo de 1811, los portadores de la buena nueva llegaron para fundar la parroquia de Azoyú, a partir de 1533 se inició formalmente la evangelización de los habitantes de la Nueva España, con la participación de sacerdotes agustinos y franciscanos; correspondió iniciar en nuestra región esta tarea a Fray Juan Bautista Moya, Fray Martín de la Coruña y Fray Jerónimo Jiménez de San Esteban.
Por razones de organización y espacio, sería largo y prolijo detallar las diversas jurisdicciones de la parroquia de Azoyú; en sus inicios correspondió a la Diócesis de Puebla, que abarcaba Chilapa, Ayutla, San Luis Acatlán y Ometepec; cuando la parroquia de Ayutla ascendió a la categoría de vicaria foránea, la parroquia de Azoyú fue incorporada, igual que la de Cuilutla y San Luis Acatlán.
También fue “sufragónica” de la parroquia de Ometepec; Posteriormente, la parroquia de Azoyú tuvo a Chilapa como Diócesis y finalmente corresponde a la de Acapulco.
Esta Diócesis, seguramente para mejorar a la feligresía su misión apostólica, incorporó al decanato número 9 “El buen pastor” a las parroquias de Ometepec, Xochistlahuaca, Tlacoachistlahuaca, Igualapa, Azoyú, Cuajinicuilapa, Huajintepec y Zacualpan.
La evangelización de las costas del mar Pacífico fue acometida con el fervor y ánimo que siempre distinguió a los primeros representantes de la nueva religión, para erradicar la idolatría que por siglos había prevalecido entre la diversidad de etnias que habitaban este nuevo continente; quizá como consecuencia de la adopción de la nueva doctrina, se hayan dado las confrontaciones de la que nos habla la tradición; por ejemplo, se dice que por diferencias internas, sin que sepamos las causas y sus orígenes, los indígenas de Azoyú robaron al pueblo de Pinotepa de Don Luis a su Santo Patrón, San Miguel Arcángel, trayéndose, junto con el Santo, a tres señoritas, más las campanas mayores; se dice que una de las doncellas fue enterrada viva en el camino y que las otras dos, también vivas, fueron enterradas al lado de la entrada de la puerta del templo de Azoyú, lo que impidió que los aborígenes de Pinotepa de Don Luis recuperaran a San Miguel y sus campanas (por la leyenda que figura en dicha campana, hace suponer que fue forjada en Italia y llevada a España, de donde fue traída a Cuba y de Cuba a México).
Ante la frustración de su intento, los de Pinotepa de Don Luis se llevaron al que en aquel entonces era patrón de Azoyú, San Sebastián.
A grandes rasgos, y seguramente omitiendo muchísimos datos que enriquecerían la historia de la llegada de la iglesia católica a Azoyú, su labor apostólica ha sido positiva, tanto que San Miguel Arcángel, desde hace dos siglos, está firmemente arraigada en el alma y en el corazón de los azoyutecos, y si a esto se añade la permanente labor evangelizadora de los diversos sacerdotes que han tenido esa delicada responsabilidad, como natural consecuencia, somos testigos y partícipes de homenajes tan singulares como el tributado en ocasión de los doscientos años de la llegada de la iglesia católica a nuestro querido Azoyú.
Suplemento Vida y Sociedad, en El Faro de la Costa Chica, 30 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
FELICIDADES A DON EMILIO BUSTOS AGUILAR, ES UN REY SIN CORONA, EL ÚNICO CRONISTA EN ESTE MAGICO Y HERMOSO PUEBLO DE AZOYU, GRO. AL PARECER QUE NADIE SE PERCATA DE QUE ESTE HOMBRE DE LAS LETRAS ES EL ÚNICO DE SU GENERACIÓN QUE QUEDA Y QUE PUEDE SEGUIR DANDO MAS Y MAS DE LA HISTORIA, REITERO DE NUESTRO BELLO AZOYU. FELICIDADES DON EMILIO.
ResponderEliminarHermoso mi pueblo de azoyu...🥰
ResponderEliminarQue hermosa historia de mi pueblo nunca imagine una historia tan veridica.
ResponderEliminar