miércoles, 15 de febrero de 2012

Guerrero-Altamirano

Yo, ciudadano

Gustavo Martínez Castellanos

Algunos datos interesantes unen la vida de estos dos inmensos guerrerenses: ambos nacieron en Tixtla; ambos alcanzaron grado de oficial en ejércitos mexicanos que lucharon contra potencias extranjeras. Según algunos cronistas estuvieron emparentados a través de la esposa de Altamirano y ambos hablaban náhuatl. Altamirano falleció un 13 de febrero y Guerrero un 14.

La muerte de Guerrero y el nacimiento de Altamirano están separados por tres años (1831-1834). Sin embargo, el dato más significativo es que Altamirano escribió acerca de Guerrero a quien admiraba, a grado tal que magnificó su imagen, armándola sin mencionar sus fuentes, cincuenta años después de la muerte del general.

En Morelos en el Veladero, ensayo histórico de Altamirano que fue publicado en La República entre septiembre y octubre de 1883; Altamirano relata la aparición de Guerrero en relación a Tixtla después de la reunión en que don Hermenegildo Galeana presenta a Morelos en el cuartel de “el paso de la eternidad” a los recién llegados hermanos Bravo, y al joven Nicolás. Marca ese día como el 2 de Mayo de 1811; esa reunión evalúa el triunfo que Morelos obtuvo contra las tropas españolas ubicadas en Acapulco y La Sabana.

A las cuatro de la tarde y fuera de su tienda, Morelos convoca a una junta a la que asisten los Galeana, los Ávila, los Bravo (que acaban de recibir grados de oficiales), Ignacio Ayala, Rafael Valdovinos y Antonio Talavera; pero no Vicente Guerrero. Antes de finalizar la junta en la que se decide que las siguientes campañas serán contra Chilpancingo y después contra Tixtla, Morelos manda llamar a unos capitanes. Uno de ellos “venía dando el brazo al joven don Nicolás Bravo –relata Altamirano.

“Este capitán era joven también y de aspecto gallardo, trigueño, alto, esbelto, no parecía, por su traje y por su manera de hablar, costeño; más bien revelaba desde luego su origen indígena o mestizo, lo que se conocía por su nariz pronunciadamente aguileña, por sus pómulos salientes y por sus cabellos lisos, negros y grandes, formando un crecido tupé sobre la frente. Parecía como de veintisiete a veintiocho años; llevaba chaqueta de paño verde oscuro con agujetas de plata y botas de montar con ataderos finamente bordados. Una patilla negra y pequeña flanqueaba su boca ligeramente abultada.

“Era el capitán don Vicente Guerrero” (pp. 170 – 171)*

Más adelante, Altamirano describe a los capitanes costeños Montes de Oca, Mongoy y Mayo: “eran morenitos, pequeños de cuerpo, pero robustos y musculosos como tigres, vivaces y presentando el tipo de esa raza que puebla en su mayor parte, la costa grande, mezcla de la africana y de la indígena de Filipinas”. (p. 172)

Después describe con breves trazos la historia de los asistentes a esa junta; del ex presidente apunta: “don Vicente Guerrero, fue uno de los hombres más ilustres de México” y señala sólo sus logros hasta la traición de Picaluga en Acapulco. (p. 176)

Este dato cierra la hilera de curiosidades de estos hombres pues la aparición de Vicente Guerrero en la operística de Altamirano queda ubicada en Acapulco; lugar en el que casi 20 años después será aprehendido para ser llevado a su muerte a Cuilapan, Oaxaca.

Este 13 y 14 de febrero que señalan las fechas luctuosas de estos enormes surianos, quise exponer estos datos literarios que exigen un más amplio y profundo análisis.

Periódico Pueblo Guerrero, 15 de febrero de 2012

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