lunes, 29 de abril de 2013

Así era Lucio Cabañas

Víctor Cardona Galindo


PÁGINAS DE ATOYAC
* Así era Lucio Cabañas

La primera fotografía que se conoció de Lucio Cabañas Barrientos es de Josefina Mesino Vélez La Güevona, quien tenía el Foto Estudio Ana en la calle Nicolás Bravo. La tomó en un desfile cuando el maestro iba caminando por la calle a lado de sus alumnos. Aunque la más popular es la que fue tomada en la sierra, donde está sentado con el rifle entre las piernas, esa lo inmortalizó. Recientemente han circulado muchas fotos que durante años se mantuvieron escondidas, que muestran las distintas etapas de la vida del maestro guerrillero.

Su voz sobrevive gracias a unas grabaciones que se hicieron en las reuniones de la sierra y que cayeron en manos del Ejército y luego Luis Suárez las reprodujo en el libro Lucio Cabañas. El guerrillero sin esperanza. Ahí podemos escuchar la forma coloquial con la que hablaba Lucio. Ahora esas grabaciones pueden conseguirse en discos que a veces hacen circular los grupos de izquierda y las que también Gerardo Tort rescató en el documental: Lucio Cabañas. La guerrilla y la esperanza.
Lucio era muy tranquilo, siempre sereno y con todos se llevaba bien. En la guerrilla no hacía menos a nadie aunque era el jefe. Dicen algunos de sus compañeros que “fue exigente, alegre, bromista y le gustaba cantar, fue acomedido y sin egoísmo”. Por su parte sus familiares lo recuerdan siempre risueño, platicón, cariñoso y con la hamaca enredada en su mano izquierda, parado y recostado en ella.

Fueron su nobleza, su preocupación constante por la gente necesitada y su sencillez, además de su carisma, su sentido del humor y sus dotes de líder, orador y político, las cualidades que le dieron el aprecio de la gente. Nunca le apostó a la apariencia ni pretendió ser lo que no era. Para él, lo más valioso del ser humano eran sus ideales.

Desde muy joven le gustó hablar. Hablando lo conoció Serafín Núñez Ramos y Octaviano Santiago Dionicio. “Desde sexto año de primaria empezó a hablar en las reuniones, a distinguirse. Era buen orador, siempre le gustó hablar en público”, así lo recordó su hermano Pablo Cabañas Barrientos en una entrevista que concedió al periódico Reforma en noviembre del 2002.

Cuando daba clases en la escuela primaria Modesto Alarcón de la ciudad de Atoyac, Lucio comía y cenaba en la fonda El viajero, de doña Gertrudis Armenta Mesino. “No era exigente para comer, comía lo que había, a veces carne de puerco entomatada, estofado con sopa de arroz y en la noche acostumbraba cenar arroz con frijoles”, comenta Dagoberto Ríos Armenta.

Lucio vestía siempre con camisa de manga larga blanca o de colores claros. Vivió con Serafín Núñez Ramos en la calle Álvaro Obregón en la casa de doña Nicolasa Cabañas, a un ladito de donde vive Ladislao Sotelo Bello por donde ahora está Montepío.

En esa casa se llevó a cabo una reunión con gente que vino de Madera, Chihuahua, luego se cambió con su familia materna a la casa número 14 de la calle Altamirano. En ese tiempo se le veía en la calle Agustín Ramírez con Serafín Núñez Ramos y don Wilfrido Fierro, quien mucho seguía a Serafín por su habilidad con la guitarra. Ensayaban un guapango que compuso Fierro llamado La pobreza.

Cuando José Hernández Meza se lo encontraba, Lucio le decía “chócala 28 veces”. A Justino García Téllez le decía La Cría, quien a su vez llamaba a Lucio por el sobrenombre de El Chivo.
“En tiempos de las bárbaras naciones /al ladrón lo colgaban de las cruces /ahora en el tiempo de las luces /del cuello del ladrón cuelgan las cruces”, este verso Lucio Cabañas lo repetía a sus amigos porque pensaba que los curas eran enemigos de Cristo, quien sí amó a los pobres.
A veces se improvisaba una tertulia en el centro social Paraíso Tropical donde se reunían maestros como Alberto Martínez Santiago, Serafín Núñez Ramos, Lucio Cabañas y Jesús Astudillo, a todos les gustaba tocar la guitarra.
Dice Pablo Cabañas que la canción favorita de Lucio fue El rebelde, que hizo popular Miguel Aceves Mejía. También le gustaba José Alfredo Jiménez, pero su ídolo fue Jorge Negrete, al que imitaba. Dagoberto Ríos e Hilda Flores atestiguan que le gustaba mucho cantar La tumba de Villa y Mi carabela. El canto y la guitarra fueron los placeres que Lucio cultivó hasta la muerte.

El corrido La Tumba de Villa, para los que no se acuerden, lo pueden conseguir en la versión de Antonio Aguilar y dice así: “Cuantos jilgueros y cenzontles veo pasar/ pero que triste cantan esas avecillas /van a Chihuahua a llorar sobre Parral /donde descansa el general Francisco Villa. Lloran al ver aquella tumba /donde descansa para siempre el general /sin un clavel, sin flor alguna /sólo hojas secas que le ofrenda el vendaval…”

“Sólo uno fue el que no ha olvidado /y a su sepulcro su canción va a murmurar /amigo fiel y buen soldado /grabó en su tumba estoy presente general”.

Y también Mi carabela la cantaba Javier Solís: “Estoy en el puente de mi carabela /y llevo mi alma prendida al timón /Un soplo de amores empuja mi vela/ y zarpo cantando y zarpo cantando /divina canción”.

“Ni marco mi ruta/ ni llevo camino /por donde mi nave ha de navegar /yo sé que sin rumbo me lleva el destino/ y será un día mi nave, será un día mi nave /la reina del mar”.

Se dice que un día, durante el recreo, uno de los niños quiso matar un pájaro con una resortera pero falló y la piedra fue a dar a la cabeza del maestro Lucio, abriéndole una herida en el cuero cabelludo, cerca de la frente. Estaríamos hablando que con ésta serían dos cicatrices que Cabañas tendría en la cabeza, la otra es la que le hicieron en un pleito en la normal.

Cabañas como profesor amaba mucho su trabajo, a sus alumnos y al pueblo pobre, jamás utilizó los golpes ni maltratos contra los niños, más bien prefería comprenderlos, jugar con ellos en los ratos libres y tratarlos con cariño, pues Lucio era muy tranquilo, callado y juguetón. En esto se inspiró la brasileña María Sirley Dos Santos para escribir el libro Lucio Cabañas, educador y luchador social, editado por la Sección XVIII del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

En la guerrilla Lucio usaba el sobrenombre de Miguel y cuando mandaba recado a sus amigos para pedir algún apoyo usaba el seudónimo de Tirso Mesino. En las reuniones de decisión trataba de no imponer su voluntad, dejaba que todos opinaran, mientras él tomaba nota escuchando atentamente. Al final daba sus propuestas intentaba convencer explicando las cosas lo más claro posible y se tomaban las decisiones de manera colectiva, nunca imponía esfuerzos o sacrificios que él no estuviera dispuesto hacer. Predicaba con el ejemplo.

Era solidario, sencillo, alegre y siempre aún en los momentos de más peligro, bromeaba con todos para que no tuvieran el miedo atorado en la garganta. Lucio también fue compositor, le compuso un corrido al Che Guevara, de quien le provocaba una profunda tristeza su muerte. El corrido dice así: “Ya el mundo canta sus himnos con tristeza /y las metrallas van sonando sin cesar /porque ha caído combatiendo allá en la sierra /el Che Guevara para darnos libertad”.

“Existen hombres cuya patria es todo el mundo /y como Cristo se dedican a luchar /tratando al pobre con amor profundo /como Bolívar, Hidalgo y otros más”.

“Tal es el caso del gran comandante Che /siendo argentino hasta Cuba fue a luchar /acompañando en los combates a Fidel /para enseñar al campesino a gobernar”.

“Octubre del año 67 cuando en Bolivia combatiendo ahí caíste /se estremeció todito el mundo con tu muerte /pero andaremos el camino que nos diste”.

“Y si te fuiste con la pena de Vietnam /vete tranquilo comandante Che Guevara /porque esta lucha socialista va a triunfar /que ni los gringos ni los ricos ya la paran”.

A pesar de estar enfermo Lucio nunca quiso tomar dinero de la guerrilla para su salud y a veces se le miraba cargando mochilas de otros que estaban más cansados. Se incluía en todas las tareas, como las de hacer guardia, cocinar, cargar lo más pesado y si cometía un error se le criticaba. No era caudillo, cumplía con sus tareas y además les daba clases a los combatientes de filosofía, historia y política. Les exigía que leyeran por lo menos dos horas diarias sin descuidar sus obligaciones.
El líder guerrillero hablaba como el pueblo para darse a entender. Dice su hermano David Cabañas que cuando enseñaba las leyes de dialéctica lo hacía de una manera muy sencilla, explicando como primero hay un granito de maíz y la dialéctica nos dice que el granito de maíz lo sembramos y al ratito cambia, ¿por qué?, porque se convierte en una matita y después de que se convierte en matita se convierte en muchos granos. Así explicaba Lucio a los campesinos cada una de las leyes de la dialéctica. Así de sencillo hablaba por eso quedaba claro lo que decía, así es como se ganó a la gente.
En la guerrilla cuando le mandaban un reloj de la ciudad, se lo ponía un ratito y luego se lo regalaba a un compañero. Dice David que Lucio nunca trajo un reloj más de tres días, buscaba la forma siempre de ver como utilizaba las cosas en beneficio de todos o se lo daba a un compañero de premio. “Me acuerdo cuando los vietnamitas nos mandaron medallitas y anillos que eran de un material que quitaban a los helicópteros gringos que derribaban en Vietnam. Lucio repartía entre los compañeros y no se quedaba con nada”.

“Así fue Lucio siempre desprendido, fue el hombre dispuesto a dar siempre sin condiciones, sin limitaciones, para servirle a la gente, el hombre que traía la mochila muy pesada, el hombre que comía al último, el hombre que si llegaban las cosas para darnos, para repartirnos, él no se quedaba con las cosas”, asegura el hermano de líder guerrillero.

Traía un pantalón y una camisa nada más, siempre compartía la ropa con sus compañeros y si había una comisión peligrosa siempre se proponía para ir por delante. En los campamentos explicaba las operaciones militares que había de seguir armando un mapa con cáscaras de limón.

“Con pedacitos de la cáscara de un limón, Lucio iba haciendo en la tierra todas las formas de cómo se iba a poner una emboscada. Dibujaba la ruta, el camino, los lugares donde íbamos a actuar y nos decía: miren muchachillos, por aquí atacamos, aquí contraatacamos, por acá evitamos la fuga, todo. Así solía explicamos las cosas”, relató David Cabañas al periódico Reforma en noviembre del 2002.
“Por eso lo admirábamos, por eso Lucio era y sigue siendo Lucio, porque se sacaba cualquier cosa de la manga. Resolvía todo. Siempre encontraba salidas y alternativas”, apuntó.

Lucio desarrolló una manera única de dirigir La Brigada Campesina de Ajusticiamiento y de acercarse a la gente e incluso de vestirse. Según David: “Llegaba y les decía, con su voz pausada, suave, zanca, zanca no te asustes. Somos la guerrilla, soy Lucio Cabañas. Ah, sí profesor, decían y ya se abría la puerta de la confianza. El nombre de Lucio era la llave para que la gente nos oyera en todos lados”.
Varios ex miembros de La Brigada Campesina de Ajusticiamiento consultados por Reforma recuerdan también la manera particular en que Lucio remendaba sus camisas. “Cuando se le caían los botones, los sustituía con palitos de madera, que pegaba con hilo en los espacios vacíos y luego atravesaba en los ojales”.

David Cabañas recuerda que la primera contraseña que Lucio les enseñó fue silbar el inicio del corrido de La Adelita, y que para llamar a comer se chiflaba La cucaracha. Asegura que su hermano participaba en todas las tareas, que nunca le gustó que lo protegieran y que no fue malhablado, sus peores palabras eran: “bribón”, “canijo” o “hijo del catre”.

Para conocer más la personalidad de Lucio Cabañas esta anécdota: una vez llegó a casa de la profesora Hilda Flores, en Atoyac, con unas chanclas rotas y un pantalón roto. Cuando le preguntaron que había pasado con su pantalón y los zapatos, dijo que se los había regalado al comisario de Mexcaltepec porque tenía una reunión de trabajo y le daba vergüenza usar el pantalón roto y sus huaraches viejos. Lucio regalaba zapatos, calcetines, pantalones, lo que tuviera a la mano, a veces ya no aguantaba el frío, pero les daba la chamarra a otros.

miércoles, 10 de abril de 2013

Huetamo y Pungarabato, dos pueblos hermanos

HUETAMO, MICH. La historia del surgimiento de dos pueblos hermanos como Pungarabato y Huetamo yace extraviada en los polvos del tiempo, y solo se sabe que con la llegada de los deshielos y la aparición de los picos de los volcanes como el Popocatépetl y el Iztaccihuatl, allá en la zona alta del altiplano mexicano, generó grandes escurrimientos que conformaron el legendario Mar de Thetis, ubicado, según lo explica el científico mexicano Jerjes Pantoja Allor, entre las cordilleras frías de los valles de Toluca y los picachos serranos de la Sierra Madre del Sur, por un lado, mientras que por otro se extendía desde las fronteras de la región de Mezcala hasta las estribaciones profundas de Churumuco, todo ello como sede de un extenso y profundo mar que con el paso de los milenios terminó por romper la barrera de montañas que presentaba Churumuco como salida al océano , lo que al suceder se rompió el inmenso dique que al secarse dejó como irrefutable testimonio los escurrimientos de varios ríos, entre ellos el Balsas, el Cutzamala, el Carácuaro, el Cuirio, el río del Oro, en fin, lo que de esa forma permitió que surgieran pueblos junto a sus riberas, como Pungarabato, Cutzamala, Tlapehuala, Ajuchitlán, Totolapan, Coyuca, Zirándaro, y un poco despegado como a legua y media, el pueblo de Huetamo, pero eso sí, fundado entre las corrientes de cuatro arroyos.

Entre el devenir de los tiempos, tras la presencia de diversas culturas que utilizaran la ruta del Balsas como el sendero del comercio y la cultura, surgieron los asentamientos humanos ya citados, pero llegan también los conquistadores españoles que se apoderan de grandes extensiones de tierras ricas en minas, aguas y pastos, y desde 1525 asientan en Huetamo lo que será la primera alcaldía mayor, misma que se conformó con un espacio de 12 pueblos indígenas, desde los vecinos, Purechucho, Cutzio, Turipécuaro, Turitzio, Zirándaro y Guimeo, y río abajo, Santiago Conguripo y San Jerónimo Mazan, mientras que río arriba surgieron Coyuca, Pungarabato, Tlapehuala y el dominio de Huetamo por medio de la corona española tocaba a su fin en Poliutla.

Tradiciones que hermanan

Sin embargo, con el devenir del tiempo los pueblos ubicados de otro lado de los ríos se fueron perdiendo, primero por la conformación del estado de Guerrero a mediados del siglo XIX, y después por instrucciones del presidente Porfirio Díaz se fueron Zirándaro, Pungarabato y Tlapehuala, entrañables pueblos hermanos que se independizaron y crecieron, pero que con el correr de los siglos se mantienen hermanados por la fe, el trabajo y las tradiciones y costumbres como el sombrero de astilla, el huarache, el mezcal, el futbol, la pelota tarasca, en fin, viejos recuerdos que esta semana la comuna de Pungarabato sacó a relucir en un memorable encuentro cultural, social, fotográfico y pictórico que nos trajo a la memoria las charlas de los abuelos, la influencia religiosa de Fray Juan Bautista y la figura señera de Lázaro Cárdenas, los sones, los gustos, los apellidos de abolengo regional, como los Pineda, Santamaría, Rabiela, Ugarte, Bermúdez, García, Castillo, Hernández, Avellaneda, Santibáñez, en fin, un extraordinario hermanamiento que surgió de la comuna priista pungarabatense que fue muy bien recibida por su contrapar en Huetamo.

El suceso del fin de semana

Con el objetivo de fomentar las costumbres, tradiciones, y diversas manifestaciones folklóricas, se llevó a cabo el intercambio cultural Huetamo-Pungarabato, siendo testigo el Jardín Principal, digno espacio en donde estas dos municipalidades ofrecieron lo mejor ante un pueblo que se entregó por completo a las diversas formas de cultura en Tierra Caliente.

Este intercambio inició con una exposición pictográfica, realizada en la pérgola del Jardín Principal de Huetamo, en donde se montaron 14 obras del autor Abraham Flores, en donde mostró el arte, el color y la simetría que dibuja el quehacer de la música y gente de la Tierra Caliente. Evento que fue inaugurado por el síndico de la comuna pungarabatense, en representación del alcalde Reynel Rodríguez; acompañado de los regidores Carlos Acosta y José Ángel Suazo, miembros del ayuntamiento municipal de Huetamo, y representantes personales de la edil Dalia Santana Pineda.

Acto seguido, las dos autoridades llevaron a cabo una reunión en la oficina principal de presidencia municipal de Huetamo, en donde, acompañados de un grupo de funcionarios de primer nivel de ambos municipios, los dos ediles acordaron varios puntos bilaterales, que ayudarán a fortalecer varios aspectos básicos como el bien común, la cultura, la economía, lo social, infraestructura, obra social, entre otros, para el beneficio de estas dos municipalidades, pertenecientes a la zona de tierra caliente de Michoacán y Guerrero.

Momento después antes de la presentación del evento cultural en el zócalo de Huetamo, ambos alcaldes realizaron un recorrido por el palacio municipal de Huetamo; presentándoles una colección de máscaras étnicas de diversas culturas y un mural que representa la forma de vida antigua de Huetamo.

Recuerdan a legendarios

El municipio de Pungarabato presentó lo mejor de su folklor característico de la Tierra Caliente de Guerrero, con la participación de la casa de la cultura, por medio de música regional, recordando a los grandes músicos de la zona, personajes legendarios como Juan Reynoso, Isaías Salmerón, entre otros.

Se presentó el grupo denominado “Big Boys” de la dirección pungarabatense de la juventud, quienes con pasos al estilo break dance pusieron el ambiente entre los asistentes al evento, seguido de diversas estampas regionales al ritmo de sones y gustos, con la representación del tradicional “baile de los monos”, que alumnos de la casa de la cultura pungarabatense, recrearon los antiguos casamientos en la Tierra Caliente de Guerrero.

Un elemento sin duda importante en el rescate de las tradiciones de la zona es la “guanancha”, que repartió varias piezas de pan tradicional a los asistentes, acompañada de la quema de un torito de juegos pirotécnicos, y para terminar, los asistentes compartieron mezcal y queso entre los presentes.

El acalde Reynel Rodríguez estuvo acompañado de su esposa señora Brenda Yaneth Núñez Peñaloza; el síndico municipal, René Rabiela Tapia; el director de la Juventud Abel Román Cruz; el tesorero Jesús Castillo Cervantes; el director del Deporte, Hildeberto Pérez Mundo; directora de Desarrollo Social, Charytin Jaramillo González; la directora de la casa de la cultura, Siria Liliana Salgado Romero.

Por parte del gobierno de Huetamo, la presidenta Dalia Santana Pineda, el regidor de obras públicas Carlos Acosta Mora, la presidenta del DIF Lorena Bautista Reyes, el síndico Juan Carlos Mederos Sánchez, regidor José Bethel Sánchez Romero y el director de la casa de la cultura Luis Enrique Echenique García.

De este forma, el gobierno municipal de Huetamo pagará en breve la visita al entrañable pueblo hermano de Pungarabato, pero antes de marcharse los amigos vecinos, en Casa Vieja se ofreció un banquete a la embajada visitante, donde se supo por ejemplo que Reynel Rodríguez es un excelente deportista, mientras que la presidenta Santana Pineda era una magnífica anfitriona, y entrada la noche, con la plena satisfacción de haberse cumplido las expectativas, se fueron felices los amigos pungarabatenses.
 
Despertar del Sur, 10 de abril de 2013

martes, 9 de abril de 2013

Abren la convocatoria del Premio Juan Ruiz de Alarcón y aumenta a 500 mil pesos

El Sur, abr 6, 2013

Aurélie Daly

Por primera vez se lanzó publicamente la convocatoria para el Premio Juan Ruiz de Alarcón que se otorga cada año durante las Jornadas Alarconianas en Taxco, y asimismo se incrementó el valor del Premio de 100 mil pesos el año pasado, a 500 mil pesos este año.

Desde su creación en 1988, las Jornadas Alarconianas han puntuado los festejos en torno al teatro de un premio, con el aval del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Originalmente Premio de Literatura Juan Ruiz de Alarcón, se convirtió en Premio de Dramaturgia en 1998.

Excepto una suspensión, de 1995 a 1997, se ha entregado el premio anualmente “a escritores con valiosa obra de creación dramática mexicanos de nacimiento o residentes en la República Mexicana”, según los propios términos de la Coordinación Nacional de Literatura del INBA.

Mientras que en las ediciones anteriores “los candidatos podían ser propuestos por cualquier institución cultural o educativa, asociación o grupos de personas interesadas en la dramaturgia o bien propuestos por los integrantes del jurado calificador”, este año se abre públicamente una convocatoria para contender por el premio.

Asimismo podrán contender por el galardón autores extranjeros que tengan un mínimo de cinco años residiendo en México.

La directora de Enseñanza y Patrimonio Cultural del Instituto Guerrerense de la Cultura, Citlali Guerrero, que se encarga de coordinar el premio este año, explicó en entrevista que los dos cambios notables en cuanto al otorgamiento del premio, son la apertura, por primera vez de una convocatoria pública que permitirá a dramaturgos, actores, compañías, escuelas e instituciones hacer propuestas, y el incremento considerable del monto del Premio, de 100 mil a 500 mil. “Con el premio de poesía de
Aguascalientes, son los premios que el INBA incrementó”, comentó.
Asimismo precisó que antes el jurado estaba conformado por ganadores anteriores del premio, mientras que este año será compuesto por gente de teatro pero no obligatoriamente ganadores anteriores.

La convocatoria quedará vigente hasta el 30 de abril a las 4 de la tarde.

Compendia Samuel Villela la historia de 160 años de fotografías de Acapulco

El Sur, 09 de abril de 2013

Aurélie Daly

El etnólogo Samuel Villela Flores, presentará hoy dentro del Seminario Permanente de Estudios sobre Guerrero del Instituto Nacional de Antropología e Historia su último trabajo en curso, un proyecto de investigación sobre el paralelismo entre el desarrollo de la fotografía y el devenir de Acapulco, en un libro titulado De la villa de Acapulco al Acapulco del Jet Set, 160 años de fotografía en el puerto, cuya publicación está prevista para el fin del año.

Explicó que hace 30 años, el gobernador José Francisco Ruiz Massieu le pidió a través de la delegación de Antropología que hiciera una visita a un coleccionista de fotos de Acapulco, para realizar un libro sobre la foto en el puerto, pero que el proyecto se quedó ahí. Sin embargo, le “entró el gusanito. A lo largo de 30 años, coleccioné fotos de Acapulco, tengo alrededor de mil postales que encontré en tiendas de antigüedades, en mercados de la ciudad de México”, confió y precisó que el acervo Casasola de la fototeca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), contiene alrededor de 800 fotos de Acapulco.

Destaca varias etapas en el desarrollo de la fotografía que corresponden cada una a un cambio social, político o histórico del puerto, desde los daguerrotipos a mediados del siglo XIX, hasta la era digital, hoy.

Explicó, en entrevista, que en 1840, llegan los primeros daguerrotipistas por el puerto de Veracruz, y precisó que siempre las novedades llegaban por los puertos, por lo que llegaron los primeros aparatos fotográficos y con ellos los pioneros de la fotografía en Acapulco en la segunda mitad del siglo XIX. La primera imagen que se tomó de Acapulco fue un daguerrotipo de Robert H. Vance, de 1851, ahora exhibido en una galería de Nueva York. De hecho, en el catálogo de las obras que se encuentran en la galería, hay dos fotos de Acapulco que representan a la bahía. “La de Vance no la ví, la de Muybridge, sí”, precisó.

De ahí empezaron a llegar viajeros con un interés antropológico, durante toda la segunda mitad del siglo XIX, entre los cuales Augustus Le Plongeon y Eadweard Muybridge, éste último conocido por su cliché de la bahía en 1875. “Hizo un recorrido por todo el Pacífico y también llegó a Acapulco, tomó una panorámica, muy parecida a la de Vance”, dijo.

Asimismo detalló que Maudslay (Lord Alfred Percival Maudslay), un científico inglés viajero que llevaba un registro de los sitios arqueológicos en México, hizo una parada en Acapulco en 1885 y tomó una foto de una lancha con vendedores de frutas. Precisó que la tomó desde la orilla del barco en el que viajaba, ya que no bajó de su embarcación.

Constató que hasta ese momento todas las fotos de Acapulco habían sido realizadas por extranjeros.
El cambio, explicó, llegó al principio del siglos XX cuando empezaron a aparecer fotógrafos locales como J.J. Pintos que tomó la foto de una chica en vestido en 1910. Precisó que en la Enciclopedia guerrerense, fechan esta foto de 1918 pero no es cierto ya que el formato usado es anterior a esta fecha.
En su investigación, el etnólogo se enteró de que el primer álbum de la Revolución Mexicana, injustamente atribuido a Agustín Víctor Casasola en 1921, fue en realidad una producción de la casa comercial de William McCann Hudson y Romana Billings, empresa alemana de postales radicada en Acapulco, que publicó Revolución evolucionista de México, en 1911, después de la batalla que se llevó a cabo en el puerto el 10 de mayo 1911, un día después de la batalla de Juárez, es decir 10 años antes de Casasola. “Hubo una trascendencia de Acapulco en materia fotográfica. Este álbum de la Revolución es el primero en todo México”, declaró.

En este mismo álbum se pueden observar la primera foto del cañonero de los demócratas y el cañonero de la primera intervención de la Marina en México, así como fotos de los generales Enrique y Pantalón Añorve y Silvestre Marsical, que fue gobernador de Guerrero, e imágenes de la guarnición porfirista del Fuerte San Diego, tomadas por J. J. Pintos. “En estos álbumes, hay una tradición en la foto mundial del XX cuyo propósito era conservar la memoria de los grupos de las familias”, precisó.
El siguiente cambio crucial en la actividad de Acapulco, será la construcción, en 1927, de la carretera entre México y Acapulco, que inaugura el despegue turístico del puerto y con él, los grandes fotógrafos de la época que son los locales, Marroquín, Navarro y Pintos. Las tomas representan “a los barcos, la gente, las playas y la bahía, es la estética que tienen con un manejo muy depurado en blanco y negro”, dijo.

En los años 1950, se revolucionó el ámbito fotográfico con la aparición de las postales a color de los estadunidenses, Mark y Ella Turok.

Destacó la figura de Lola Álvarez Bravo, una de las primeras mujeres fotógrafas después de la Revolución, en los años 40, que recibió un premio por parte de la compañía de cementos La Tolteca, lo que marcó la relevancia artística en el mundo de la fotografía de una mujer. Comentó que fue muy influenciada por la fotográfa italiana Tina Modoti y que con el escritor Francisco Tario, realizaron un libro de fotografías de Acapulco, titulado Acapulco en el sueño, publicado en 1951. Insistió en que se reeditó el libro en los años 1990 a 20 mil ejemplares, lo que es mucho ya que en general se edita a mil o 5 mil. Consideró que Lola Álvarez Bravo llevó innovaciones en la forma de hacer fotos, con una construcción de la imagen innovadora, más acercamiento, más detalles y los primeros desnudos en Acapulco

Explicó cómo se dio la siguiente etapa, en los años 50, con los cambios que ocurrieron en Acapulco, como la construcción de la Costera, que tuvieron como consecuencia una importante producción fotográfica.

La ruptura surge con Ricardo Garibay, escritor y fotógrafo, que publicó un libro titulado Acapulco en 1978, crónica foto literaria, como un reportaje. “Es muy diferente a lo común, enseña la pobreza, los barrios, representa un rompimiento con los estereotipos turísticos, otra forma de ver la realidad”, comentó y agregó que es una “foto testimonial, contestataria, (que surge) a partir del movimiento estudiantil de 68”.

viernes, 5 de abril de 2013

Celebran 106 aniversario que Pungarabato es de Guerrero

Cd. Altamirano, Gro. Con la participación de la Casa de la Cultura, el sistema DIF-Municipal en coordinación con el Honorable Ayuntamiento, recordaron el Decreto del Presidente Porfirio Díaz, donde Pungarabato se separa de Michoacán y pasa ser del Estado de Guerrero.

En el zócalo de la ciudad, se recordó los 106 Aniversarios en que Pungarabato dejó de pertenecer al estado de Michoacán para formar parte del Estado de Guerrero.

La ceremonia se llevó a cabo en presencia de la Presidenta del DIF-Pungarabato, Brenda Yaneth Núñez Peñaloza; el Síndico Procurador René Rabiela Tapia y los regidores. Una ceremonia con honores a la bandera, remembranza histórica, la presentación de bailables regionales, declamación de poesías y reseñas históricas de Altamirano por la directora del DIF.

La primera dama del municipio, recordó que fue en 1907 cuando por Decreto del Presidente Porfirio Díaz el pueblo de Pungarabato pasó al Estado de Guerrero. Y en 1936 por Decreto del Gobierno del Estado, se le cambia el nombre por el de Ciudad Altamirano.

En su participación la directora del DIF Sacurak Eriza Pineda, dio una reseña histórica; resaltando que un 4 de abril de 1907, fecha inolvidable para los pungarabatenses, ya es cuando el municipio deja de pertenecer al estado vecino y pasa ser del Estado de Guerrero.
 
Despertar del Sur, 05 de abril de 2013