lunes, 28 de febrero de 2011

Presentará el nuevo museo de Palacio Nacional a los personajes históricos que lo han habitado

Érika P. Buzio / Agencia Reforma

Ciudad de México

El nuevo Museo de Sitio en Palacio Nacional, previsto para abrir este año, presentará a los personajes emblemáticos que lo han habitado, sus diversos usos, vida cotidiana y evolución arquitectónica.

La versión más reciente del proyecto, entregada a REFORMA por la Presidencia de la República en respuesta a una solicitud de información, contempla una exposición permanente sobre la “evolución histórica de la estructura arquitectónica del monumento”, cuya construcción comenzó en 1523 para servir como residencia de Hernán Cortés.

“(Uno de los objetivos es) motivar al público visitante para que haga un recorrido por los espacios arquitectónicos que conforman el Palacio y los elementos artísticos que los caracterizan y ofrecerle información con los diversos usos que tuvieron”, se establece en el documento.

Para el diseño y planeación general del nuevo museo, la Conservaduría de Palacio Nacional contrató a la empresa Consultoría en Comunicación y Medios Electrónicos S.A. de C.V. por un monto de 4 millones 220 mil 277 pesos (REFORMA 6/12/2010).
De acuerdo con la propuesta, el museo dispondrá de 984 metros cuadrados de salas de exhibición. Ocupará el mezzanine de la Antigua Tesorería de la Federación, donde también se ubicarán una bodega, taller de restauración, un área de servicios y bodega de tránsito de la Galería Nacional.

La Conservaduría de Palacio Nacional comunicó el 4 de octubre pasado al Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI) que la primera etapa de adaptación arquitectónica, a cargo de la empresa FARLA, había concluido y estaba en marcha la segunda, de planeación y diseño.

La tercera fase del proyecto corresponderá a la producción y montaje del museo, sometida a licitación, que “dependerá del otorgamiento de los recursos necesarios”, informó la Conservaduría.

El Gobierno federal ha invertido hasta ahora 15 millones 480 mil 942 pesos en el museo (REFORMA 6/12/2010).

El nuevo recinto sustituirá al desmantelado Museo de Sitio Virtual, creado al final del sexenio foxista, y que según la Secretaría de Hacienda, de quien dependía, fue visitado por unas 7 mil 683 personas durante los tres años que permaneció abierto.

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La exposición permanente del Museo de Sitio mostrará piezas de la colección de la Galería Nacional relacionadas con la historia de Palacio Nacional, informó el museógrafo Juan Manuel Corrales.

El director general adjunto de la Galería Nacional adelantó que entre los objetos que se exhibirán por primera vez figuran el retrato oficial para las fiestas del Centenario de Porfirio Díaz, pintado por Joaquín Romero en 1910, plomo con el que se soldó la primera piedra del monumento a los Héroes de la Independencia el 2 de enero de 1902 y planos de Palacio Nacional de 1910.

Además de una vista del Castillo de Chapultepec pintada al óleo en 1899 por Marcel de Perry y una primera edición de la Galería iconográfica de los Virreyes de la Nueva España, de Eusebio Gómez de Lapuente de 1921.

De acuerdo con la propuesta, el museo presentará además maquetas, ambientaciones, audios y videos interactivos. Contará con cedularios bilingües en inglés y español.
El proyecto, aún en elaboración, contempla muestras temporales cada tres meses “que no impliquen cambios o renovaciones museográficas de importancia pero que su contenido motive al público a repetir su visita”.

Las exposiciones tocarían temas como los arquitectos, artistas y artesanos activos en la construcción y remozamiento del edificio; sus cronistas y el reglamento para el funcionamiento interno del conjunto.

Aún no hay fecha para la inauguración del museo de sitio, “toda vez que el proyecto se encuentra en dos etapas que a la fecha, no han concluido”, aclara la Conservaduría en su respuesta a la solicitud de información.

Sur de Acapulco, 28 de febrero de 2011

El paradero del cañón, considerado como la primera pieza de artillería usada por el Ejército insurgente, es descifrado en el nuevo libro del investiga



En búsqueda de El Niño de Morelos

RODOLFO VALADEZ LUVIANO (Corresponsal)

Tepcan, 27 de febrero. “A pesar de que todo el mundo habla de él y se conoce la importancia que tuvo durante la guerra de independencia, hasta ahora, muchos desconocen el paradero del cañón llamado El Niño, el cual es considerado la primera pieza de artillería usada por el Ejército insurgente”, dijo el historiador Arturo Ríos Ruiz al hablar de su más reciente investigación, que lo llevó a dar con el sitio donde se encuentra el arma que fue donada por el general Hermenegildo Galeana a José María Morelos y Pavón.

Hasta ahora, el cañón forma parte de la historia de la guerra de Independencia, pero desde que se usó por última vez durante el rompimiento del sitio de Cuautla nadie se había preocupado por averiguar dónde estaba. “Se sabía de su existencia y la importancia que tuvo, pero si preguntamos dónde está, nadie daba una respuesta certera”, sostuvo el escritor.

Ríos Ruiz dijo que la investigación que lo llevó a dar con el sitio donde se encuentra el pequeño cañón, está contenida en su más reciente obra literaria que lleva por nombre El Niño de Morelos, primera pieza de artillería de la insurgencia.
En entrevista para La Jornada Guerrero, el investigador contó que el encuentro con el cañón usado por el Ejército de Morelos se dio de forma fortuita: “todo inició después de entrevistar a Salvador Rueda Smithers, director del Museo Nacional de Historia, que está en el Castillo de Chapultepec en la ciudad de México, y cuya especialidad es la historia de Emiliano Zapata y quien al conocer mi interés por la historia de Hermenegildo Galeana, me dijo que El Niño se encontraba en ese lugar”.
“La noticia me sorprendió”, reconoció el historiador sobre todo si se toma en cuenta que después de 199 años en que se tuvo la última noticia de su existencia, ahora vuelve a aparecer, “sólo que en la sala donde se exhibe en el Museo está debajo de un enorme mural que hace que la mirada se desvíe y pase desapercibido, pero lo importante es que ya lo pudimos ver físicamente”.

Ríos Ruiz expuso que de acuerdo con la investigación el cañón, que fue donado a Morelos por los Galeana ricos el 8 de noviembre de 1810, en la hacienda de San José de los Arenales, otra de las haciendas que poseían, es considerada la primera pieza de artillería del Ejército insurgente y Clara, que era el apodo con el que se conocía al hombre de color que lo accionaba, se clasifica como el primer artillero de la historia de la independencia del país.

El arma participó en la toma del Veladero, de Tixtla, de Chilapa, de Taxco, y en el rompimiento del sitio de Cuautla que fue la victoria más grande en la que tuvo presencia, “en esa ocasión, Morelos ideó una táctica, pues al ser un cañón pequeño no era considerado como parte de la artillería del cura por los observadores del realista Calleja, por eso tuvo una destacada participación en las batallas en las que fue usado”, remembró el también periodista.

El Niño, continuó, se perdió cuando se cayó en el trayecto rumbo a Ocuituco, donde Morelos, después de romper el sitio de Cuautla, se dirigía a esconderse y lo encontró un general realista de nombre Pedro Zarzosa quien lo entregó posteriormente. Fue hasta 1879 cuando Porfirio Díaz formó el Museo de la Artillería cuando apareció de nueva cuenta el cañoncito, que después fue trasladado al Museo de Historia y Etnología formado por Venustiano Carranza y después al Museo de Antropología e Historia creado por Lázaro Cárdenas hasta que se quedó en el Museo del Castillo de Chapultepec, donde está actualmente.

La Jornada Guerrero, 28 de febrero de 2011

Apremian a preservar sitios arqueológicos en La Montaña

SERGIO FERRER, CORRESPONSAL

Tlapa, 27 de febrero. Georgina Bribiesca Nieto, maestra en historia de arte prehispánico, señaló que “es necesario la coordinación entre los gobierno estatal y municipal con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para realizar labores de búsqueda, limpieza y posterior construcción de un museo que permita la preservación de piezas y sitios arqueológicos que existen en Guerrero”. Durante la clausura de La Noche de las Estrellas, acto realizado paralelamente en diversas partes del país y el estado, Bribesca Nieto remarcó: “hay forma de demostrar, a través de evidencia en pintura mural, códices y arquitectura, que los antiguos moradores de Mesoamérica y Guerrero observaban el cielo”. Consultada respecto a los sitios arqueológicos existentes en la región de La Montaña, Bribesca Nieto, apuntó que si bien el INAH es el organismo encargado de la indagación y estudio de dichos lugares, se debe programar la búsqueda de sitios y trabajos de especialistas a través del gobierno estatal y municipal. La Noche de las Estrellas tuvo como sede la ciudad de Chilpancingo y cinco subsedes entre las que se encontró por segunda ocasión Tlapa.

La Jornada Guerrero, 28 de febrero de 2011

jueves, 24 de febrero de 2011

Las heroínas de La Sabana

Anituy Rebolledo Ayerdi

A la memoria de don
Miguel Terrazas, un
viejo sabio, inolvidable

Advertencia

El texto que sigue no lleva ningún propósito doloso de despertar o acelerar actitudes francófobas, hoy generalizadas por la reedición de la Guerra de los Pasteles (a la Florence). Se trata del recuerdo de una lucha ejemplar escenificada en estas tierras hace ya casi 150 años y en la que los acapulqueños de su tiempo –hombres, mujeres y niños– dieron ejemplares muestras de valor y reciedumbre. Por lo demás y sin nacionalismos trasnochados, en vía de mientras y a reserva de mejorar, el presidente francés Sarkozy, como dice el filósofo de San Jerónimo, es un manger de la merde.

Enemigo a la vista

La población de Acapulco no esperará ninguna señal de alerta por parte de sus autoridades. La sola presencia de embarcaciones extranjeras penetrando amenazantes en la bahía les hará tomar, como en muchas ocasiones anteriores, la ruta de evacuación que los pondrá a salvo. No otra que la ascensión de los cerros hasta llegar a la cima y si del otro lado, mejor.

Esta vez tampoco se equivocarán. Cuando un buen número ha logrado la evacuación, se iniciará una cañoneo intenso y feroz por parte de las fragatas Cortnelius y Galatea y los vapores Pallas y Diamante, ondeando la escuadrilla el pabellón azul, blanco y rojo de Francia (la bandera de la “Pecsi”, la llamarán los niños de la modernidad). Sus cañones disparan piezas de los números 64 y 89 “todas rayadas” mientras que los defensores del puerto lo hacen con balas del 24 “sin rayar” (seguramente una diferencia abismal), con el agravante de que éstas últimas no le llegan a las naves agresoras.

–“Carajo, estas piezas están mal montadas”, se quejan los artilleros.

Los cañones mal montados se localizan, además de en el fuerte de San Diego, en los fortines que bordean la bahía y que reciben los nombres de Hidalgo, Morelos, Guerrero, Galeana e Iturbide y Álvarez. El defensor de la plaza, general Juan Álvarez, reconocerá la poca efectividad de sus bocas de fuego, al tiempo de poner de manifiesto la barbarie de los franceses que no atacan objetivos militares, sino a la población civil.

Cañoneo implacable

En efecto, el cañoneo sobre la ciudad será despiadado y brutal durante los tres días que dure la agresión. Varios edificios públicos se vienen abajo y las casas que se salvan de la metralla son destruidas por los fuegos por aquella generados. No quedará, como se decía entonces, piedra sobre piedra. Según cálculos de un ingeniero del Estado Mayor de Álvarez, las pérdidas en la ciudad ascendían a cien mil pesos, más o menos. “Ni modo de cobrárselos a estos pinches franchutes”, opinará sabiamente el patriarca de La Providencia.

Al tercer día y último de la agresión, Álvarez estará dirigiendo la defensa del puerto desde un cerrito de la ranchería de Parotillas. Y es que sus piernas ya no le responden a causa de la edad y de una vieja lesión de guerra en La Sabana, haciéndole imposible incluso montar a caballo. Su hijo Diego, también general, lo auxilia en esa tarea desde la bahía, cuyos fuertes han sido silenciados casi en su totalidad. Sólo en el fortín Álvarez, del cerro de La Mira, ondea todavía hecha jirones la bandera de la República y su cañones no han dejado de vomitar fuego. Una bala de 24 “sin rayar” logrará el prodigio de averiar el casco de la Galatea cuando se acerque demasiado a tierra y será el único daño de los defensores al enemigo naval. Por eso, una vez retirada la escuadrilla francesa, el general en jefe enaltecerá el desempeño de sus hombres.

“El valor, la serenidad y la intrepidez con las que han desafiado el peligro el capitán de artillería Carlos Schield, el no menos valiente coronel José María Herrera, al mando del fortín; los tenientes de artillería Camilo Bracho y Francisco Díaz, así como el subteniente Laureano Liquidano Dimayuga (troco de una respetable familia acapulqueña, coautor del libro Memoria de Acapulco)”. Recomienda ascensos para todos ellos y ayuda económica para las familias de los caídos.

El fortín

Desempeñándose como gobernador del Fuerte de San Diego y comandante militar de la región, el general poblano Ignacio Comonfort refuerza diez años atrás la seguridad del puerto con la instalación de fortines alrededor de la bahía y uno que dominará la ciudad en lo alto del cerro de El Vigia, hoy La Mira. Lo llama Álvarez en honor de don Juan, a quien admira profundamente y con quien mantiene una relación filial. Por eso Álvarez entrega al carolino poblano el documento contra la dictadura santanista, redactado en la hacienda de La Providencia, otorgándole la libertad absoluta para modificarlo según su leal saber y entender. Y así lo hace aquél en la fortaleza. Un texto que debió llamarse Plan de Acapulco, pero que por razones militares fue proclamado en Ayutla y tal nombre lleva (Comonfort era administrador de la Aduana de Acapulco, nombrado por Santana, pero al abrazar la causa de Álvarez aquél le inventará un cuantioso peculado ordenando su aprehensión inmediata).

Pan de pata

El cañoneo sobre la ciudad fue sólo el principio, la invasión francesa en el sur continuará por tierra. Por tierra llegará el batallón de soldados africanos de Argel con fama en el mundo de salvajes y sanguinarios. Contra ellos, no obstante, los acapulqueños opondrán eficaz resistencia adoptando tácticas guerrilleras. Pondrán en práctica, además, la operación conocida de antaño como “tierra quemada”, consistente en destruir mediante el fuego sembradíos y graneros, remontar a los cerros toda clase de animales domésticos, además de cegar arroyos y veneros. Les queda el recurso inagotable del mar, que los galos no saben explotar.

El rumor, quien lo dijera, será otra arma eficaz de los lugareños. Difundirán entre los franchutes las más diversas especies sobre el contagio del mal del pinto. Una enfermedad que tenía empavorecidos a los galos desde que la conocieron en la Tierra Caliente y aquí mismo a través de un batallón de Álvarez integrado con puros azulosos “pintorescos”.

La primera versión aceptada por los invasores era en el sentido de que el pinto “entraba” por la planta del pie, razón por la cual no se quitaban las botas ni para bañarse. Cosa que, por otra parte, no acostumbraban. Sólo un grupo de ellos, destinados a la cocina castrense, tendrá la obligación de hacerlo cuando se trate de elaborar el pan para la tropa. Y es que los galos no amasaban la harina con las manos, según la tradición mexicana, sino con los pies desnudos. Varios de ellos danzaban frenéticamente en una gran batea de madera hasta darle consistencia al amasijo. Adquiridas en el mercado negro, las baguettes francesas serán disputadas aquí entre los pudientes encontrándolas ¡sa-bro-sí-si-mas! “Pan de pata”, le llamarán los muchachillos cuando descubran el método.

Niquer ta mère

Se dio aquí, contrario a otras ciudades ocupadas, el caso de que ningún residente cometerá traición, ni siquiera por presión, favores o necesidad imperiosa. Se darán en cambio múltiples casos de valor y temeridad. Mujeres, por ejemplo, respondiendo a los galanteos galos con un “niquer ta mère fils de la pointe” (chinga tu madre, hijo de puta), en un francés costeño divulgado por oficiales del tixtleco coronel Nachito Altamirano. O bien escupiendo en el vaso de agua solicitado por el enemigo. Los niños, incluso, participaban en aquél patriótico rechazo cantando un estribillo inocente que decía: “¡francés, francés, como cuita y no me des!”.

Los galos se anticiparon aquí cien años a la crueldad germana durante la Segunda Guerra Mundial. Recibirán entonces una sopa de su propio y viejo chocolate. Cuando un francés aparecía lesionado o muerto por acción de la guerrilla –acuchillado, macheteado o arrastrado por jinetes–, se montaba inmediatamente la plaza principal el cuadro de fusilamiento. Se pasaban por las armas a ciudadanos inocentes pescados al azar, siempre duplicando o triplicando el número de extranjeros victimados.

A causa de una oposición férrea y tenaz, llegará el momento en que la situación de las tropas del emperador sea desesperada aquí y en otras partes de la entidad. Reacción nunca imaginada por parte de un pueblo dócil y convenenciero, así dibujado por mexicanos “fils de la pointe”.

Urgidos refuerzos para Mazatlán, los efectivos de Acapulco serán movilizados hacia aquél puerto, quedando aquí sólo una pequeña guarnición. Entonces los lugareños se darán vuelo batiéndolos en toda la línea, siempre con la ayuda invaluable del paludismo, la disentería, el calor, la falta de agua potable e incluso de alimentos.

–¡Mi Dios, que mexicanos tan duros!–, clama con sentimiento de derrota el general Darrieux, comandante en jefe de los invasores, cuando se vea obligado a pedir refuerzos.

Marcel Dubois

El nuevo contingente de auxilio está formado únicamente por soldados franceses, al mando del coronel Marcel Dubois, pregonando su orgullo de haber peleado bajo las órdenes del legendario mariscal Ney. Sus soldados lo pintaban como duro, insensible e implacable, pero muy precavido. No haber dado nunca un paso en falso, le valía ser un militar sin derrotas.
Llegando, llegando, Dubois recibe la encomienda de acudir en auxilio del capitán Dupin, cercado con sus soldados argelinos por combatientes de La Venta, Tres Palos y Texca. Precavido en exceso, Dubois no va directo a salvar a los suyos, sino que por el camino interroga a cuanto caminante se topa. Ahíto de información, toda falsa, por supuesto, saca en conclusión que el general Juan Álvarez se encuentra en La Sabana. Se olvida de Dupín para ir en pos de la cabeza de aquél “vieux salaud” (viejo cabrón).

La epopeya de La Sabana la contaba el periodista Jorge Joseph Piedra cuando fue alcalde de Acapulco. En sus giras por los poblados del municipio, le gustaba narrarla con gestos y ademanes teatrales rodeado siempre por hombres, mujeres y niños. En uno de esos encuentros debió escucharla su hija Luz de Guadalupe y tal cual la narra en su libro En el viejo Acapulco (La Prensa, 1992) . Hoy aquí, también tal cual, la narramos muy resumida por razones de espacio.

Álvarez no está en La Sabana, Dubois ha sido engañado como un chino. Sólo habitan en el pueblo cuatro hombres heridos quienes, para tratar de engañar al enemigo, han colocado sombreros simulando hombres atrincherados. El problema grave era la presencia de 19 muchachas entre los 15 y 20 años de edad, muy lindas como son todas las sabaneñas, corriendo un grave peligro no obstante estar encerradas en un jacalón. Cada una de ellas se había provisto para defenderse de cuchillos, machetes, dagas y hasta de chavetas de zapatero. El resto de los moradores son señoras, ancianos y niños, sin más armas que palos, machetes y hondas. Confiaban contener con ellos la furia de los mejores soldados del mundo y así resguardar el honor de las señoritas del lugar.

El coronel francés emite un alarido y se lanza sable en mano dispuesto a dar cuenta de un enemigo imaginado poderoso. Sus soldados lo siguen con aullidos siniestros, también dispuesto a hacer polvo a los juaristas. Pero nada, sólo el personal descrito. Dubois cree haber caído en una trampa y se repliega con su gente, siempre en guardia. Pronto, las avanzadas de reconocimiento confirmarán la inexistencia en el lugar de soldados o pertrechos, pero sí de un grupo de hermosas señoritas escondidas.

El sacrificio

Perturbado por el engaño y la humillación, Dubois lanza un nuevo grito de guerra señalando con su sable a las muchachas: “¡Ahí está nuestro botín de guerra, a ellas, son suyas!”.
Un alarido de lujuria salió de aquellas gargantas, y enloquecidos, frenéticos, corrieron hacia ellas igual que animales en celo. Aullaban, gritaban, bramaban, Dubois a la cabeza de aquella turba salvaje.

Antes de que aquellos salvajes llegaran a ellas, Amparito Otero, una güerita de cara redonda y ojos zarcos, que apenas llegaba a los quince años, se plantó frente a sus compañeros y blandiendo un filoso cuchillo, gritó:

–¡Muchachas, en el nombre de Dios y de la Virgen de La Soledad ...que viva México y que mueran los franceses!– Y sin titubear de un tajo se degolló, partiéndose la yugular. Y tras ella Toñita Mejía hizo lo mismo y luego Lupita Terrazas, hermosa morena de sólo 14 años. Y otra y otra. ¡Todas! Emilia, María Luisa, Esperanza, Guadalupe, María, Andrea, Epifania, Josefina, Manuela, Aurora y Evarista. Una a una, las 19 vírgenes se fueron arrancando la vida antes de ser mancilladas por aquellas bestias.

Aturdido e incluso conmovido por aquél sacrificio, no obstante ser famoso por su crueldad (¿arrepentido?) Dubois forma a su tropa para rendir inusitados honores militares a aquellas hermosas heroínas de La Sabana.

Surgirá más tarde la leyenda de que el militar francés había mojado su estandarte con la sangre de las doncellas sacrificadas, creyendo con ello devolverle el honor perdido por la invasión a México.

El Sur de Acapulco, 24 de febrero de 2011

miércoles, 23 de febrero de 2011

La Sedena custodia 72 banderas monumentales en el país


La más alta de las astas banderas tiene 120 metros y fue construida para una bandera de 60 metros de ancho en Piedras Negras, Coahuila

Notimex

CIUDAD DE MÉXICO, 23 de febrero de 2011.- La fábrica de vestuario y equipo de la Secretaría de la Defensa Nacional elabora las banderas nacionales desde las de escritorio, oficina, las de guerra o escolta y hasta las banderas monumentales que ondean en toda la República Mexicana.

Hasta hoy son 72 banderas monumentales que custodia y tiene bajo su resguardo la Sedena cuya altura varía desde los 50 metros como la que está en el Zócalo de la ciudad de México.

La más alta de las astas banderas tiene 120 metros y fue construida para una bandera de 60 metros de ancho en Piedras Negras, Coahuila. 23 de las banderas monumentales están ubicadas en instalaciones militares a lo largo y ancho del país.

En una visita que realizó a la fábrica de vestuario y equipo de la Sedena el director de este complejo, General Alfonso Gallardo Olson informó que las banderas monumentales tienen su origen desde mediados de los años 90 y hoy representan parte de la imagen nacional.

Asimismo señaló, que si bien la tela que se utiliza para estos lienzos patrios es de origen estadounidense para el mes de mayo se espera contar con dos telares que habrán de servir para la fabricación de esa tela especial de alta resistencia.
En la fábrica de vestuario la elaboración de bandera monumentales cuenta con tres pasos básicos en la industria, el primero de ellos es el teñido, acabado y estampado de los lienzos tricolores donde se da a la tela el tono exacto de los tres colores patrios.

El segundo de los pasos es la confección de los lienzos que es a través del ensamble en tiras de hasta 38 metros por un ancho de 1.50 hasta formar banderas que podrían tener dimensiones de 55 por 31 metros como la que hasta hoy es la más grande de todo el país ubicada en el cerro del Tehuehue en Iguala, Guerrero, en un asta de 110 metros de altura.

El tercero de los procesos es el ensamble y estampado del escudo nacional así como su revisión de calidad para que estas se mantengan a todo su esplendor durante por lo menos seis meses.

A partir de este día de la bandera que se conmemora el 24 de febrero, la ciudad de Piedras Negras, Coahuila, contará con la bandera monumental más alta y más grande que se haya izado en la historia del país en un asta bandera de 120 metros de altura y un lienzo de 60 metros de ancho por 34.28 de alto.

El jefe de producción de este conjunto industrial Coronel ingeniero industrial Marco Polo Ledesma Estrada informó que las telas que se utilizan para las banderas monumentales recibe el nombre de Ripstop diamante, esta elaboradas con nylon y después reciben tratamiento repelente al agua para evitar que el peso y el ondeo que provoca el viento las rompa.

Además el tejido de esta tela tiene refuerzos en forma de cuadros y diamantes de alrededor de cinco milímetros, lo que impide el desgarre del lienzo aun cuando este pudiera estar perforado.

De acuerdo con el precio en el mercado de las banderas, un lábaro patrio para un asta bandera de 50 metros con dimensiones de 25 por 14.30 metros tendría un costo de 265 mil pesos a precisos actuales y por ello se cuida escrupulosamente el control de calidad.

Ledesma Estrada sostuvo que la durabilidad de las banderas varía entre seis meses y tres años en condiciones dignas de uso y sostuvo que el clima y condiciones ambientales de la Ciudad de México son de las más adversas para las banderas pues dijo que en promedio un lienzo como el que está en San Jerónimo y el Periférico que tiene un asta bandera de 100 metros de altura tiene una duración de seis meses.
Sin embargo explicó que a pesar de la salinidad que pudiera haber en otras ciudades como Acapulco Guerrero, pueden durar hasta cuatro y cinco años siempre y cuando se les dé el cuidado y manteniendo adecuado.

En este sentido dijo que una vez armada una bandera no se puede lavar y que el mantenimiento se da con líquidos limpiadores y desmanchadores, procesos que se realizan por secciones.

En esta fábrica de banderas también se elaboran lienzos finos como en diferentes telas como el raso e incluso se hacen bordados en hilos de oro como los que se utilizan para la banda presidencial que utiliza el jefe del ejecutivo.

Sostuvo que a lo largo del año se elaboran en esta fábrica entre 50 y 60 banderas de guerra que son las que utilizan las diferentes compañías y agrupamientos militares en su trabajo cotidiano en las diferentes instalaciones castrenses de todo el país.
Jrl 2011-02-23 15:51:00


Excélsior, 23 de febrero de 2011

Presentan la novela revolucionaria “La barbasca” de Jesús Valdés

Roberto Ventura Pérez

A tres décadas de haber sido editada la novela revolucionaria “La Barbasca”, del extinto Jesús Valdés Márquez, fue puesta nuevamente en circulación, gracias al patrocinio de la asociación civil Fraternidad Totolapense, quien la tarde del sábado 12 del presente mes y año, hizo la presentación oficial de la segunda edición del texto, en el Centro de la Juventud, Arte y Cultura Futurama, ubicado en el norte de la Ciudad, en el marco del centenario del natalicio del autor y del centenario de la Revolución Mexicana.

Esta obra del totolapense Jesús Valdés, es un libro de 187 páginas que se inscribe, sin duda, dentro del género novela de la Revolución Mexicana. El literato aborda el tema de la Revolución en Guerrero, singularmente del caudillo Jesús H. Salgado, un personaje de la vida real; de algunas de las incidencias del movimiento armado en esta región del país; así como de la vida de dos sectores marginados que, sin duda, participaron como revolucionarios: los barqueros del viejo Balsas y los miembros de la arriería.

Valdés Márquez fue un narrador nato que, con mano maestra y con un amor por el terruño inconfundible y entrañable, nos hace penetrar en los misterios de “La Barbasca” –primera corriente fuerte que arrastra los ríos al iniciarse la época de lluvias, haciéndonos experimentar la sensación de que estamos viviendo una de esas tremendas tormentas tropicales comunes en la Tierra Caliente.

Bolívar Ochoa, historiador y cronista, señala en el prólogo de “La Barbasca”, que la obra contiene atractivos detalles en toda su obra, “por eso nos parece importante asomarse en sus páginas donde se encuentran narraciones de primera mano sobre pasajes y personajes de la Revolución; por eso consideramos su reedición como obra conmemorativa durante el primer Centenario de la Revolución Mexicana, para conocer la historia e intentar explicar el presente a partir de sus antecedentes en el pasado.”

El presentador Vicente Téllez Navarro, historiador y poeta, comenzó señalando que “La Barbasca” es un libro modesto, con un gran contenido literario, que conserva el lenguaje regional calentano, que narra la vida de los barqueros, de los arrieros y el papel de éstos en el proceso revolucionario, adentrándose en pasajes de la revolución. “Nos vamos a encontrar con personajes de carne y hueso y otros personajes creados por la imaginación del autor.” De los primeros –señala- “podemos encontrar a Maximino Urriera, alias “El Churupete”, Bonifacio Vergara Castro “El Venado”, Albino Vergara “El Bule”, Custodio Hernández “La Serpiente”, Epigmeneo García “El Alacrán”, Maclovio Robles “El Sapo”, Froilán Jiménez, José Jaimes Quiroz, Francisco Jaimes “Pachito Jaimes”, Custodio Hernández, Damián Hernández, Miguel Heras, entre muchos otros”.

Agregó: “La revolución zapatista en Tierra Caliente murió el día en que se enfrentaron dos jefes muy aguerridos. Por un lado, el carrancista Miguel Heras y por el otro, el zapatista Custodio Hernández; los sobrevivientes cada quien se fue por su lado, y los voluntarios comenzaron a ajusticiarlos, a cobrarles las ofensas que había recibido de parte de ellos”. Y sentenció: “antes de que muriera Zapara, el zapatismo murió en la Tierra Caliente.”

Por su parte, el escritor y periodista calentano Gregorio Urieta Rodríguez señaló que “La Barbasca” es una novela de la revolución mexicana, escrita en espacios y momentos que hacen estar ligada histórica, social y sentimentalmente a los calentanos, por haber sido escrita por un calentano totolapense: el maestro Jesús Valdés Márquez. “Escuche hablar de La Barbasca hace varios años, para mí fue una referencia de una obra valiosa, pero desconocida por las generaciones actuales, una obra que al igual que el corrido de El Coyote de Nabor Mendoza, permanecen en el olvido y abandono, no obstante su valor literario e histórico. La Barbasca nos lleva directamente, de primera mano a personajes como al General Jesús H. Salgado, quien como sucede en toda sociedad ideológicamente heterogénea, en unos genera admiración y en otros comentarios hostiles. Para unos, pasó a la historia como un héroe, mientras que para otros será históricamente un bandido. Más la propia historia de su vida y la contribución histórica al proceso de cambio revolucionario, creo que lo ubica en general, como un héroe, un héroe guerrerense y en gran medida calentano.”
Urieta aseguró que la intención del autor al nombrar a su obra “La Barbasca”, fue usarla como pretexto para desarrollar el tema principal de su novela: la revolución mexicana en la Tierra Caliente, relacionada con personajes cuya vida dependía de su trabajo en el río: los barqueros. “Al utilizar el nombre metafóricamente, lo usa también como un recurso comparativo: la revolución fue una barbasca, un tumulto, un momento extraordinario en la vida de los calentanos, de los guerrerenses y los mexicanos, en la que confluyeron seres humanos de distintas clases sociales, con distintos intereses, con distintas formas de ver y concebir la vida, con distintos valores, que al igual que los peces embarbascados, saltaron de un bando a otro, que huyeron de la persecución, que vivieron angustiosamente al filo de la muerte, que sufrieron y que murieron; un acontecimiento que al igual que la barbasca, también era esperado ansiosa y angustiosamente por todos. Un acontecimiento que al igual que la barbasca, generó en los participantes grandes expectativas de cambio en sus condiciones y calidad de vida y a la vez grandes temores.”

“Con una gran claridad expone la forma como él vio, y seguramente vivió, aquel momento histórico como la revolución mexicana, que a lo lejos nos parece romántico y un gran ideal que otros intentaron lograr, pero que en su momento debió ser cruel, desgarrador y destructor, como lo presenta el maestro Valdés.”

Al final del libro, como epílogo, el autor sentencia: “Allá abajo, donde se juntan las grandes vertientes del sur de la República mexicana, quedó el valle en la hondura, esperando la llegada del hombre nuevo”.

Periódico Pueblo Guerrero, 21 de febrero de 2011

Entregan pliego petitorio para honrar memoria de Catalina Pastrana

Luis Luna

La reedición de la obra de Catalina Pastrana, la inclusión de su onomástico en el calendario de actividades cívicas del ayuntamiento de Iguala, además de mantener los premios económicos para las ediciones del Certamen de Declamación Catalina Pastrana, son los tres puntos que incluyen el pliego petitorio entregado por Estela Díaz Escobar, directora de Reevolución al Director de Educación Ángel Sanmartín, en el marco de la conmemoración del 85 aniversario de la poetisa igualteca.

Ángel Sanmartín precisó al momento de recibir el documento que “es una solicitud justa y que en breve me estaré avocando para darle seguimiento a los tres puntos expuestos, además de reiterar mi compromiso para coadyuvar en las siguientes ediciones de este acto conmemorativo que honra la memoria de la literata”.

El evento realizado por la revista Reevolución en coordinación con la dirección de Educación Municipal, el domingo 13 de febrero; logró convocar a más de 40 personas entre familiares y amigos de la extinta escritora, además de personalidades como Ninfa Mendoza, directora del Museo de la Bandera; el teniente coronel Ralph José Rodríguez, biógrafo del General Adrian Castrejón; el promotor del folclore guerrerense, Albino López Nava; el historiador Rodolfo Soto Rivera; el declamador, Víctor Manuel Mata Pastrana; Sofía Hernández Layna, presidenta de MAEGRO; Alejandra Salgado, representante de la regidora de Cultura, Reyna Jaimes y representantes de organismos como el Consejo Ciudadano de Cultura Iguala A C que dirige el artesano Raúl Rojo y el Colectivo de Guías Yoalan.

Juan José Castro Pastrana, hijo de la literata, agradeció la iniciativa de la revista Reevolución por este homenaje que se realiza por tercer año consecutivo y que en esta ocasión incluyó en el programa literario la participación de los jóvenes declamadores Miriam Landa, primer lugar del Certamen Catalina Pastrana y Julio Escalera Román, del centro de estudios Benemérito de las Américas.

Castro Pastrana precisó que respalda de manera decida los puntos que contempla el pliego petitorio y exhortó a las autoridades culturales a darle continuidad para concretar la solicitud en beneficio del desarrollo cultural de Iguala. Agradeció también a Constantina Parra Rogel y a Enrique González Méndez integrantes del CCCIAC, la lectura de la semblanza de la vida y obra de Catalina Pastrana.

Periódico Pueblo Guerrero, 21 de febrero de 2011

Recordando a Guerrero y a Altamirano

Ricardo Infante Padilla

Decía don Ignacio Manuel Altamirano, “Guerrero, ese hombre que nos envidian las naciones y que nosotros no valoramos lo suficiente porque lo tenemos demasiado cerca”; seguramente que don Ignacio, hombre amante de la historia, de impoluta moralidad que no sabía apegarse a los poderosos ni a los mitos, conocía al General Guerrero mejor que nosotros, y cabría recordar que el maestro Altamirano se vinculó y ofreció lo mejor de sí por las causas de la república, el federalismo y la independencia, ideales políticos que encabezara don Vicente Guerrero Saldaña y que le costaran la vida.

Guerrero era un hombre al que -como señalaba Lorenzo de Zavala- nada le debía al conocimiento escolar y todo a la naturaleza; y es verdad, Guerrero fue un hombre con el que la naturaleza fue especialmente pródiga, le dio una inteligencia natural, lo proveyó de valor, fuerza, carácter indómito, paciencia, generosidad y un patriotismo a toda prueba. Hoy es común que nuestros exquisitos historiadores nos lo pinten como un pardo ingenuo, un tanto lerdo, aunque valiente y bien intencionado. Nada más lejano de la realidad. Guerrero, a los escasos 19 años tenía perfectamente claro cuál era la causa a la que debía servir. El ambiente familiar le era adverso, pues su padre y sus tíos colaboraban con el régimen español siendo armeros en el Batallón de pardos ubicado en Tixtla; y en pleno convencimiento de que La Colonia no había sido tan adversa para su familia, pues además de su comisión militar poseían una recua que les daba una situación desahogada, desde el punto de vista económico. Este es otro punto en que no han reparado quienes lo analizan. Guerrero no tenía necesidad económica, y a pesar de todo decidió vincularse con los más desposeídos.

Su fidelidad a la causa de la Independencia así como su conocimiento de caminos y serranías lo hicieron un hombre indispensable para el generalísimo Morelos. Su gran capacidad para aprender lo hizo que se volviera un estratega de primer nivel, prueba de ello es que muchos de los que iniciaron el movimiento de Independencia a pesar de tener mayores estudios, incluso muchos de ellos una preparación militar profesional, no lograron sobrevivir, y por lo tanto, de ninguna manera aportaron lo que el General Guerrero, a la causa de la libertad nacional.

Recordemos a los iniciadores de la Independencia: Hidalgo, Allende, Aldama, Jiménez, Abasolo, ninguno de ellos tuvo ni la capacidad militar ni la visión política y social que tuvo Guerrero. Los iniciadores de la guerra de Independencia nunca suscribieron un documento en el que se evitara proclamar su lealtad a Fernando VII. Su lucha duró apenas tres meses, y ante las derrotas se dividieron. Allende desconoció a Hidalgo, incluso trató de envenenarlo. Guerrero nunca se amilanó ante las derrotas; en ocasiones era acompañado por un solo hombre y con ello era suficiente para reactivar contingentes decididos a luchar.

Para Guerrero la estrategia era un don como si hubiera leído las tácticas de Alejandro de Macedonia, quien decía que su mejor aliado era saber usar la naturaleza. Guerrero, al revés de los grandes ejércitos libertadores de Sudamérica contaba con pequeños contingentes perfectamente organizados, pero sobre todo, al revés que algunos como Bolívar, que nunca perdieron su condición de clase, Guerrero siempre se mantuvo vinculado a los más humildes habitantes de nuestro país, y en especial de nuestro estado.

Guerrero aceptaba las sugerencias y los consejos; es innegable la influencia de Morelos, y también sabemos que recibió apoyo y consejo de Poinsett, y de Lorenzo de Zavala. También sabemos que supo hacerlos a un lado cuando se percató de que no compartían sus ideales. La gran paradoja es por qué no existe todavía un gran estudio para analizar profundamente a este mexicano. Resulta casi insultante la gran profusión de obras, algunas de miles de páginas dedicadas a Santa Anna y la escasísima bibliografía analizando profundamente los logros y contribuciones del General Guerrero. De nuevo recordamos a Altamirano… ¿será porque lo tenemos demasiado cerca?, o será porque los mexicanos admiramos más a los déspotas y a los villanos que a los hombres sencillos y honestos, porque no es posible que en el bicentenario de la Independencia, salvo escasísimas excepciones no hubiera una protesta por el soslayo que se hizo del insigne tixtleco que sacrificó todo incluyendo la vida, por este nuestro país, que le ha sido tan ingrato.

Guerrero fue asesinado en Cuilapan, Oaxaca, el 14 de febrero de 1831; fue secuestrado por un mercenario que según documentos de la época, fue contactado por Nicolás Bravo, quien le entregó una carta de puño y letra para el ministro Facio, iniciando con esto, el proyecto para su secuestro y asesinato. A quienes aseguran que no fue así, que esto es una infamia y que Bravo nunca traicionó a Guerrero, les sugerimos que lean la carta que Bravo le escribe a Lucas Alamán, felicitándolo por la muerte de Guerrero, y de paso asegurando que si Álvarez no entraba en razón correría la misma suerte. La carta no es difícil de localizar, y si bien la nota enviada a Facio seguramente fue destruida, la carta existe.

Guerrero, al revés que Bravo, Mier y Terán y López Rayón, siempre rechazó la amnistía; incluso cuando respondió a su padre “Primero tuve Patria que padre”, y que después se transformaría en la poética frase de “La Patria es Primero”, que siendo sinceros, significa lo mismo.

Para 1820, Guerrero no es sólo un militar de amplísima experiencia, también había aprendido sobre aspectos sociales y políticos; por eso, y ante el estancamiento en el resto del país del movimiento independentista decide convocar al coronel Moya, originario de Chilpancingo y al mando de tropas realistas, a que se una a la lucha por la Independencia; que incluso, a él no le interesa encabezar esa lucha sino secundarla para que Moya entendiera, que podía ser el gran factótum para el triunfo de la causa. Moya le contesta en términos amables negándose a la petición de Guerrero y señalándole que ya no es necesaria la lucha por la Independencia, puesto que la Constitución de Cádiz de 1812 había dado la misma calidad a todos los súbditos del rey de España. Moya no entendía que Guerrero buscaba la creación de una nación independiente, no el rango de súbdito de España. En el mismo sentido le escribe a Armijo; lo hace porque Armijo también ha nacido en el sur, pero igualmente declina a la invitación, con el adherente de que Armijo entrega la carta al virrey, diciéndole que Guerrero está en disposición de pactar con algunos militares realistas.

Cuando las autoridades virreinales se enteran de tal cosa se lo comunican a Agustín de Iturbide; es decir, ni siquiera esto se le ocurrió a Iturbide. Iturbide aprovecha la circunstancia creada por Guerrero, y es por ese motivo que el suriano entra en una relación epistolar con el asesino criollo.

Iturbide acude al intercambio de cartas, no por buena voluntad, sino porque a pesar de su arrogancia y sus declaraciones de que en un mes pacificaría el sur, a pesar de que le otorgan su famoso Batallón de Celaya que había causado terror en el Bajío, y que es apoyado económicamente en todas sus solicitudes; aun así, las únicas cuatro batallas que emprende en lo que hoy es el territorio del Estado de Guerrero sufre sonoras derrotas, dos perpetradas por don Pedro Ascencio de Alquisiras, indígena tlahuica que no aceptaba más órdenes que las de don Vicente Guerrero, y otras dos logradas por don Vicente personalmente, siendo el último de estos encuentros verdaderamente graves para Iturbide, por la cantidad de hombres y equipo que pierde al enfrentarse al caudillo del sur. Entonces Iturbide decide apelar a aquel argumento de cerrar filas y lograr la Independencia.

Sabemos cuál fue la actuación de Iturbide, sabemos que don Vicente supo honrar su palabra y le dio oportunidad al michoacano de que, efectivamente, gobernara para todos los mexicanos mostrando su absoluto desapego al poder y a la riqueza.
Posteriormente, Guerrero se vuelve un símbolo; un símbolo al que no es fácil derrotar ni militar, ni políticamente. De ahí que la única solución era engañarlo, traicionarlo y asesinarlo.

Guerrero representa a la más humilde y segregada parte de la sociedad colonial; ese fue uno de los principales aspectos que lo hicieron poco aceptable para una sociedad racista y clasista que no podía aceptar que un descendiente de negros, como ellos lo llamaban, fuera la máxima figura política de nuestro país; y aunque es cierto, como dice Nietzsche, que en la historia no hay hechos sino interpretaciones. Todavía no conozco a los historiadores de alcurnia que sepan diferenciar entre un levantamiento popular para protestar por el fraude y las manipulaciones que se habían hecho para que Guerrero no llegara a la presidencia, y un golpe de estado. Guerrero y quienes participaron en la lucha de La Cordada, no pretendían remover del país al presidente de la república, Gral. Guadalupe Victoria; lo que exigían era que accediera a la primer magistratura del país, aquel que la mayoría de los mexicanos veían como su líder, y no a un ex militar realista investido como ministro de la guerra, que desde luego, garantizaba preservar el estatus, sobre todo de los españoles, quienes aportaron grandes cantidades de dinero, mientras que los comandantes de las diferentes plazas del país se ocupaban de amenazar a los diputados que entonces eran quienes votaban en la vieja fórmula de pan o palo. Contra eso fue el Motín de La Cordada, por eso fue que se saquearon los comercios de los españoles, y que después se impulsara su expulsión del país.

Como se ve, hay muchas formas de interpretar los hechos históricos.

La muerte de Guerrero, desgraciadamente coincide con un día promovido por el comercio fundamentalmente transnacional como un supuesto día del amor y la amistad; quizá en el Estado de Guerrero podríamos transformar ese día, en el día del agradecimiento al valor y a la lealtad.

El trece de febrero de 1893, en San Remo, Italia, falleció el gran Maestro de la Juventud: el indómito combatiente por la libertad, la Independencia y la democracia, el que en indio ser su vanidad fundaba, como escribiera su maestro Ignacio Ramírez, el que no pactaba con los poderosos, ni aunque estos se apellidaran Juárez; el que tuvo que alejarse del Gral. Álvarez, hombre al que quiso como si fuera su padre por no solapar a Diego –hijo del general que en nada se parecía a él-; desde luego me refiero a don Ignacio Manuel Altamirano.

Nativo de Tixtla, amante de su ciudad natal, a quien dedicara hermosas páginas recordando sus lugares más bellos, Altamirano, él que luchara contra todo y contra muchos por su apariencia indígena, por su pelo hirsuto, por su indomable carácter, por su maravillosa inteligencia, por su capacidad de superar todos los retos.
Altamirano no sólo era un hombre políticamente comprometido, sobre todo era un hombre amante del conocimiento y la educación. Altamirano entendió cuál es el verdadero problema de nuestro país: la falta de educación; los hombres que no tienen acceso al conocimiento tienen mayor dificultad para razonar en todos los aspectos. Hay a quienes les basta la inteligencia natural pero no es lo común, de ahí que Altamirano terminara siendo el maestro de la juventud, como lo calificaran don Justo Sierra y el Dr. Gabino Barreda: sus más dilectos alumnos. Él, a su vez, fue alumno del hombre más ilustrado, definido políticamente, modesto y limpio que podía existir: don Ignacio Ramírez, quien también, por cierto, tenía una fuerte porción de sangre indígena en su historia genética.

Altamirano, desde su llegada al Instituto Literario de Toluca solía escabullirse como oyente a los cursos de don Ignacio Ramírez, poco a poco su relación se fue haciendo más intensa, y así el tixtleco tuvo la suerte de encontrarse con el mejor educador que existía en el país. Curiosamente, la beca que permite a Altamirano estudiar en el Instituto Literario fue promovida a nivel gubernamental por don Ignacio Ramírez, esta beca se otorgaba a los más brillantes estudiantes indígenas del estado de México –cabe recordar que en aquel entonces no existía el Estado de Guerrero y que gran parte del territorio del estado pertenecía al Estado de México-. Posteriormente, el mismo Ramírez lo motiva a estudiar en la ciudad de México jurisprudencia, y también promueve en su joven alumno el amor por la literatura que finalmente fue una de sus grandes pasiones.

Ignacio Manuel Altamirano suspende sus estudios de jurisprudencia en el Colegio de San Juan de Letrán para incorporarse a la Revolución de Ayutla, promovida por quien fuera su tutor: don Juan Álvarez Hurtado.

Al triunfo de Ayutla se ve inmiscuido en infinidad de actividades políticas, y desde luego en la lucha de la Guerra de Reforma. Durante la Intervención Francesa se incorpora a la División del Sur, al mando del Gral. Vicente Jiménez, heroico tixtleco que no trasciende mayormente en nuestra historia a pesar de sus méritos militares por haberse opuesto a las imposiciones, pero que como comandante militar representó para Altamirano un baluarte y un gran maestro de las técnicas bélicas. Con Jiménez, Altamirano participa en la toma de Querétaro y al final de la lucha se licencia con una carta de recomendación del Gral. Jiménez, reconociendo sus grandes méritos durante aquellos años decisivos para nuestro país.

Altamirano se vuelve un diputado de las alturas de Dantón o de Robespierre; es temible su palabra. Su oratoria es brillante y siempre es leal a las mejores causas de la república, pero sobre todo al reconocimiento de sus paisanos del sur que tanto habían aportado a la patria. Altamirano forma parte del grupo de diputados radicales, al lado del nieto de don Vicente Guerrero: don Vicente Rivapalacio y al lado de El Nigromante. Se oponen a algunas de las decisiones políticas de Benito Juárez en su tercera reelección; se oponen a que siga candidateándose a la presidencia y se oponen a la amnistía que el gobierno juarista otorga a los ex conservadores y a los proclives al imperio como una medida política.

Altamirano monta en cólera y recuerda los asesinatos de Melchor Ocampo, de Santos Degollado, de Platón Sánchez y muchos otros que fueron ultimados después de terminada la Guerra de Reforma. Con una pasión inigualable sube a la tribuna de la Cámara de Diputados y lanza –como si fuera una flecha de fuego- su famoso discurso en contra de la amnistía; el diputado Altamirano no prepara el discurso, sube enfebrecido de rabia, la cual no amilana la claridad de sus ideas y aporta una de las más brillantes piezas de oratoria política por su claridad, pasión y radicalismo. Conocemos el discurso porque una secretaria del congreso se dio a la tarea de irlo tomando. Gracias a eso se preservó. Esta pieza oratoria fue un parte aguas en la historia de Altamirano; los expertos en el tixtleco –como su máxima estudiosa, la Dra. Nicole Girón- señalan que después de este momento Altamirano tomó otra dimensión en la política nacional. Al mismo tiempo, sus artículos periodísticos eran insoslayables, pero también se daba el tiempo para la tarea literaria. En este ámbito quizá sea el único aspecto en su vida en que decidió aceptar vincularse con aquellos que en la lucha política habían sido sus adversarios, y señalaba que en las reuniones literarias solía compartir lecturas de textos con personajes que de haberse encontrado en el campo de batalla los hubiera ejecutado. Pero el arte no tiene ideología, y Altamirano no era ni un fanático ni un hombre obtuso.

Altamirano creó la Normal, dio clases en la Escuela Nacional Preparatoria, fue miembro y presidente de la Sociedad de Geografía y Estadística, esta actividad lo llevaría a ser representante de México en un Congreso Internacional que se desarrolló en Suiza, en donde dice la anécdota que al ver al maestro Altamirano los arrogantes sabios europeos, se preguntaban en qué lengua primitiva hablaría aquel nativo; don Ignacio disertó en la lengua natural de aquellos prepotentes dejándolos boquiabiertos, quizá porque no sabían que Altamirano a los trece años apenas sí hablaba español, pero que a los 16 ya daba clases de francés y latín.

Altamirano se va de México decepcionado de Porfirio Díaz, su compañero de armas, al que ayudó a llegar al poder a través del periodismo y que lo desilusiona como lo había desilusionado Lerdo, y antes Juárez. En esa época, acepta ser cónsul de México en Barcelona donde es recibido con gran beneplácito. Poco después intercambia con Payno y se hace cónsul en París; y París era la capital del mundo, todo lo importante pasaba en París, la cultura de entonces estaba íntimamente relacionada con Francia; pero París no se parecía a Tixtla y él estaba viejo y enfermo, y aunque no quería regresar al entorno gobernado por Díaz, si deseaba pasar sus últimos días escribiendo textos literarios, recibiendo cartas y fotos sobre sus nietos, sus “amados güeritos”, y por tal motivo escoge un lugar tranquilo, de clima templado, con un entorno latino, y se traslada a la pequeña ciudad de San Remo, en su misma calidad de cónsul. Ahí fallece un trece de febrero. México había perdido a otro de los enormes tixtlecos que lucharon y crearon una nación en el siglo XIX; y si bien Altamirano había fallecido, su obra empezaba a tener el auge que merecía.
Por tal motivo, en muchos países de América se ha reproducido sobre todo una de sus novelas: Clemencia; que si bien no es tan famosa como “Navidad en las Montañas”, ó “El Zarco”, está considerada por los expertos como la más importante novela de la época tanto en el aspecto literario como en el retrato social que en ella se plasma.
Altamirano no es un personaje para mencionarlo en las fiestas cívicas, es una muestra de que en el sur los hombres que deciden trascender de la miseria, la ignorancia y la enajenación, cuando se deciden a hacerlo, lo logran, por tal motivo su ejemplo sería seguido por gente como Teófilo Olea y Leyva, Vázquez del Mercado, y otros en el ámbito científico y cultural, que orgullosamente se inmiscuyen en el espíritu altamiranista para enorgullecer a este estado que tanto ha aportado en todos aspectos a la nación que hoy tenemos.

Periódico Pueblo Guerrero, 21 de febrero de 2011

lunes, 21 de febrero de 2011

Danzantes con penachos multicolores y estandartes escritos en náhuatl, y mujeres con ofrendas llenan el poblado en el 515 aniversario de su nacimiento



Con danzas, flores y música rinden homenaje a Cuauhtémoc en Ixcateopan
CORRESPONSALÍA

Ixcateopan, 20 de febrero. Huicholes, tzotziles, tarahumaras, nahuas y grupos de danzantes de varias partes de país, convirtieron el templo de Santa María de la Asunción, donde yacen los restos de Cuauhtémoc, en un centro ceremonial, para rendir tributo al último tlatoani, en el 515 aniversario de su nacimiento.

Desde las 5 de la mañana, el pueblo adquirió aromas a copal, incienso y flores, provenientes de las ofrendas que dejaron los participantes la noche anterior en la tumba de Cuauhtémoc, que se conjugaron con los olores del pan, comida y humo de las veladoras que salieron de las casas.

Los primeros rayos del sol que cubrieron el poblado, la mañana del domingo, acompañaron a las primeras caravanas de danzantes, que llegaron al lugar, caminando y cantando por calles pedregosas para arribar al templo que consideran sagrado.

Con distintos atuendos, maquillajes, penachos multicolores y estandartes escritos en náhuatl, los danzantes se arremolinaron en grupos en el atrio del templo; prepararon su actuación e invocaron a las deidades de los cuatro puntos cardinales antes de rendir tributo.

Los integrantes del Comité del Pueblo Unido (CPU), así como de otros grupos, antes de enfilarse a la capilla, besaron el piso de ladrillo del atrio, pidiendo fuerza y perdón a Cuauhtémoc.

Posteriormente las mujeres, quienes son las que llevaron las ofrendas delante del contingente, ingresaron al templo cantando en náhuatl y se arrodillaron frente al sepulcro para hacer el conjuro.

Conforme pasaron las horas, más clubes arribaron al inmueble del siglo 16 que fue insuficiente para recibir a cientos de danzantes, por lo que varios, tuvieron que realizar sus actos en el atrio, algunos en la explanada Eulalia Guzmán y otros en los cerros cercanos a la cabecera municipal.

A las 12 de día se realizó un acto cívico, en el que participó el presidente de Ixcateopan, Darío Pérez Morales, con una guardia de honor y ofrenda floral que la depositó en el mausoleo.

En el acto oficial, Pérez Morales acompañado de funcionarios y ediles municipales, aprovechó para dar la bienvenida a los danzantes e inaugurar los eventos en honor a Cuauhtémoc que concluyen el 23.

Por la tarde continuaron las danzas, así como la venta de artesanías hasta el amanecer.

La Jornada Guerrero, 21 de febrero de 2011

El jueves arranca semana cultural por aniversario del Plan de Ayutla



SONIA Y. ABARCA
AYUTLA, GRO.

Con una semana cultural que iniciará el próximo jueves 24 de febrero, y hasta al 1 de marzo, se festejara el 157 aniversario de la promulgación del Plan de Ayutla en esta ciudad.

El ayuntamiento ha anunciado que todos los eventos artísticos se realizaran en la explanada del palacio municipal.

En entrevista realizada por este medio, el secretario general Alejandro Romero Rendón y encargado de la semana cultural, señaló que a este magno evento acudirán colegios de bachilleres de otros municipios, iniciando la semana cultural el día jueves 24 de febrero con un izamiento de bandera y partir de las 5:00 una tarde cultural. Los festejos culminarán el 1 de marzo.

Dio a conocer que con base en la programación de la semana cultural, el 24 de febrero a las 5:00 de la tarde se dará inicio a la semana cultural con la participación del Colegio de Bachilleres plantel 11 de la ciudad de Tixtla; el Colegio de Bachilleres plantel 2 de la ciudad de Acapulco y la coronación de la reina del 1 de Marzo.

Para el día viernes 25 de febrero, a las 5:00 de la tarde, se presentará el Grupo de Danza del profesor Daniel Vargas León, de Florencio Villarreal, y el Ballet Folklórico Huixtil, de Huitzuco.

El 26 de febrero, a las 10:00 horas la población podrá presenciar el desfile del de La Guelaguetza del estado de Oaxaca y se presentará después del desfile en el Lienzo Charro, junto con el Colegio de Bachilleres plantel 19 de San Luís Potosí, y el grupo de danza de la Casa de la Cultura de San Francisco del Rincón, Guanajuato.
Está programada también la presentación de la “Lluvia de Estrellas” por parte de la Subsecretaría de Educación Básica

El día 27 de febrero se tendrá un magno evento, con la participación del Colegio de Bachilleres plantel 15 de la ciudad de Copala, y el ballet folklórico de la Secretaría de Cultura del gobierno del estado de Jalisco.

Para el día 28 de febrero participarán las escuelas de los diferentes niveles escolares de la cabecera municipal y para culminar el 1 de marzo, se llevará a cabo el acto cívico, en conmemoración de la promulgación del Plan de Ayutla. Previamente tendrá lugar el desfile, y por la tarde está programada la participación del Colegio de Bachilleres plantel 8 de la ciudad de Ayutla y el Ballet Folklórico de la Casa de Bellas Artes del Estado de México.

El secretario general, Alejandro Romero Rendón, señaló que a través de este medio de comunicación invita a toda la ciudadanía de Ayutla y de otros municipios, para que acudan a presenciar todas las tardes culturales que se llevarán a cabo a partir del próximo jueves 24 de febrero.

El Faro de la Costa Chica, 21 de febrero de 2011

Recuerdan fuera de fecha con una charla el aniversario luctuoso de Vicente Guerrero

El 180 aniversario luctuoso de Vicente Guerrero, uno de los mejores políticos y militares mexicanos, originario de Tixtla, se vió empañado por la celebración del día de los enamorados en la capital del estado.

Por esto mismo se decidió posponer para ayer la plática para recordar al desaparecido general, en el Museo Regional de Guerrero en el auditorio Los Gobernadores.

La charla fue dirigida por el profesor e historiador Ricardo Infante, y como invitado especial David Cienfuegos, donde compartieron con el público presente las imprecisiones de la “historia” que nos han enseñado a lo largo de nuestra vida.

“Nos pintan a Vicente Guerrero como galán de telenovela, cuando en realidad era hijo de un negro y una indígena, y sus rasgos eran totalmente diferentes, su nariz era aguileña y sus pómulos muy toscos”, aseguró Infante.

El profesor señaló que no se le dio el lugar que merece en la celebración del Bicentenario, y además se le excluyó de manera atroz, a pesar de que es uno de los principales luchadores de nuestro país, y era de los pocos políticos de la época que contaba con una idea de democracia real, alejada del idealismo de los griegos, que para esa época era muy refrescante.

Para complementar la plática se mostraron imágenes digitalizadas del general que les ayudaron a los presentes a conocer una imagen más legítima del luchador, además de hacerla amena y práctica.

Otros de los métodos que utilizaron para contrastar la historia a la que estamos acostumbrados desde la primaria, el historiador Ricardo Infante llevó una monografía que se vende en cualquier papelería, para indicar los errores que se manejan y que cualquiera se cree.

Por ejemplo, en dicha monografía no se especifican sus orígenes de indio y mulato. (Anarsis Pacheco).

El Sur de Acapulco, 19 de febrero de 2011

jueves, 17 de febrero de 2011

Presentan en el Fuerte de San Diego la exposición Morelos, el héroe y el hombre

Karla Galarce Sosa

“Señor, si he obrado bien, tú lo sabes; y si mal, yo me acojo a tu infinita misericordia” fueron las últimas palabras que pronunció el Siervo de la Patria, José María Morelos y Pavón antes de ser fusilado de espaldas, como a un traidor y degradado en el clérigo.

Piezas como la réplica de la máscara mortuoria de Morelos, el facsimilar de Sentimientos de la Nación y un cañón, que dan cuenta de la vida del insurgente, son expuestas en la exposición Morelos, el héroe y el hombre que se inauguró el viernes en la sala de exposiciones temporales del Museo Histórico de Acapulco Fuerte de San Diego y que estará abierta al público hasta los primeros días de marzo.

El contenido de la exhibición está bajo el cuidado de la historiadora Martha Vela, mientras que la museografía es una propuesta de Víctor Hugo Jasso Ortíz, está dividida en cinco áreas temáticas: El Hombre, Vida Clerical, El Generalísimo, El Estadista y La Herencia del Héroe.

En la primera parte, se cuenta la infancia de Morelos y cómo las carencias económicas en las que se desarrolló lo llevaron a ser arriero y con ello, conocer perfectamente el camino del puerto de Acapulco a la antigua Ciudad de México, lo que le fue de gran utilidad durante su participación en la Guerra de Independencia, explicó la historiadora en entrevista.

Como objetos, en ese primer apartado se exhiben un par de espuelas, dos frenos de caballos, una báscula y la reproducción de cuatro monedas de cobre de aquella época, objetos que en su conjunto ilustran las herramientas de transportación y comercialización de finales del siglo XVIII y los albores del XIX, contextualizó Martha Vela, quien también forma parte del equipo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

Explicó que en ese primer apartado de la exposición, se describe cómo durante sus viajes comerciales hacia la capital del país, Morelos conoció en diferentes pueblos de Guerrero a las familias Galeana y Bravo, con quienes luego se unió para impulsar el movimiento de Independencia en el sur de México.

En la segunda sección, Vida Clerical, se exhiben alrededor de 10 objetos religiosos: cáliz, crucifijos, rosarios y reclinatorios que ilustran la vida eclesiástica del siglo XVIII, en la cual Morelos conoció al cura Miguel Hidalgo, y vio en la práctica religiosa una forma de influir en la población para luchar por la libertad del país. Se destaca la muestra de una casulla atribuida al Siervo de la Nación y que forma parte del acervo del Museo Fuerte de San Diego.

En el tercer apartado, denominado El Generalísimo, se muestran diversas armas, entre ellas una espada atribuida a Morelos; se narra la entrevista que sostuvieron Morelos y Miguel Hidalgo en el trayecto del municipio de Charo a Indaparapeo, en Michoacán, donde el Padre de la Patria pidió al insurgente que levantara en armas al sur del país.
La especialista enfatizó que el caudillo suriano emprendió una ruta militar que comprendió parte de los estados de Michoacán, Guerrero y Morelos, de la que forma parte la toma del Fuerte de San Diego.

En la penúltima sala, El Estadista, se muestra cómo al mismo tiempo que planeaba y participaba en los enfrentamientos armados, José María Morelos también se preocupaba por ir delineando el Estado que quería para el país, y para ello convocó al Primer Congreso de Anáhuac, en Chilpancingo.

“Para esta junta, Morelos redactó un documento, conformado por 22 artículos, en los que expuso los derechos de los mexicanos, el cual nombró Sentimientos de la Nación y lo leyó el 14 de septiembre de 1813, durante la inauguración del Congreso de Anáhuac”, dijo.

La exposición presenta un facsimilar de ese documento donde Morelos señaló: “Que la América es libre independiente de España y de toda otra nación, gobierno o monarquía, y que así se sancione, dando al mundo las razones”… “Que la esclavitud se proscriba para siempre, y lo mismo la distinción de castas, quedando todos iguales, y sólo distinguirá a un americano de otro el vicio y la virtud”.

En el cuarto apartado también se exhibe la réplica de la portada de la Constitución de Apatzingán, elaborada por Andrés Quintana Roo, Carlos María de Bustamante, Ignacio López Rayón y el propio Morelos, entre otros, el 22 de octubre de 1814.
En el escrito, se reglamenta la organización y las funciones de cada uno de los tres poderes que conformarían el Estado mexicano: el Supremo Congreso (Poder Legislativo), el Supremo Gobierno (Poder Ejecutivo) y el Supremo Tribunal de Justicia (Poder Judicial).

La última sección denominada La Herencia del Héroe, organizada a manera de conclusión, muestra a través de reproducciones de litografías en gran formato la aprehensión del Siervo de la Nación, el 5 de noviembre de 1815 en Temalaca, Puebla; su juicio en la Ciudad de México el día 27 de ese mismo mes, y su ejecución el 22 de diciembre de ese año, en San Cristóbal Ecatepec, Estado de México.

Este apartado incluye la réplica de la máscara mortuoria del Siervo de la Nación, proporcionada por el Centro Comunitario de Ecatepec, Casa de Morelos.

La exposición es acompañada por videos en los que se muestran grabados los textos que acompañan la exhibición, además de cuadros originales de gran formato que forman parte del acervo del Museo Regional de Guerrero, lugar donde antes estuvo esta exposición itinerante que al concluir su período en Acapulco, será llevada a Iguala y Taxco.

Sur de Acapulco, 17 de febrero de 2011

Eutimio Pinzón, el general de los Pintos de Tierra Caliente



Escrito por Offir Damián Jaimes

CUTZAMALA DE PINZÓN, GRO. ¿Qué es de los soldados que han luchado por México y que a veces la historia no habla de ellos? A veces se les menciona sólo en archivos a los que tienen acceso unas cuantas personas: historiadores o investigadores agudos de la historia.

Es el caso de varios soldados que han llevado el apellido Pinzón y que han estado presentes en la mayoría de las tierras que se han vivido en suelo mexicano. El historiador guerrerense Leopoldo Carranco Cardoso en su libro “Iniciación de la Guerra de Independencia en el territorio del hoy estado de Guerrero” escribe sobre Luis Pinzón, quizá uno de los troncos principales de un héroe que se llamó Eutimio Pinzón, de quien vamos a hablar en esta entrega.
Relata Carranco Cardoso que Luis Pinzón fue un arriero que nació en la costa de nuestro estado y que llegó a trabajar a Tepecoacuilco de caporal hasta el día que la persona con quien trabajaba, don Ignacio Ayala conoció a Morelos y juntos se unieron a su lucha.

Don Luis Pinzón tomó parte con heroísmo sin igual en los días iniciales de la Revolución de Independencia y encauzó a su hijo Eutimio Pinzón en la misma lucha por la libertad hasta proyectarse hasta su nieto Nicolás, quien cumplió con su deber patriótico en los combates de Ayutla, de la Reforma y de la Intervención Francesa.

Morelos estimó mucho a Luis Pinzón desde los días de arriero en los que compartieron sueños de libertad para la patria. Militó a las órdenes de Guerrero y llegó a ver los días de la libertad mexicana y muere en el año de 1873.


El liberal, en defensa de la patria


Su hijo, Eutimio Pinzón, quien para algunos historiadores nació el 24 de diciembre de 1811, según el libro “Crónicas de Tierra Caliente” de Alfredo Mundo Fernández, en barrio Nuevo, cerca del río Atoyac, en la Costa Grande.

Eutimio Pinzón se distinguió como valiente soldado de la patria; luchó junto con su padre, don Luis Pinzón en defensa del Plan de Ayutla en 1855 proclamado por el coronel Florencio Villarreal con el apoyo de don Juan Álvarez. Este Plan tuvo por objetivo desconocer al dictador Antonio López de Santa Anna.

Como general, participó en defensa de la patria, en las guerras de Reforma, de Intervención Francesa y en la del Imperio de Maximiliano.

Alfredo Mundo Fernández relata que en 1863 llega a Cutzamala el general Pinzón al frente de la Segunda Brigada de la División del Sur de la que era jefe nombrado por el general Diego Álvarez. En ese año, se traslada a Puebla a luchar contra los invasores franceses al frente de los batallones Primero y Segundo del estado de Guerrero. En el Primero estaba el batallón del Distrito de Mina que contenía a los aguerridos “Pintos de Tierra Caliente”.

Actualmente las nuevas generaciones desconocen las hazañas y las batallas en la que lucharon “los Pintos de Tierra Caliente”. Hay anécdotas que narran que cuando el ejército de Vicente Guerrero entró a la ciudad de México fue motivo de asombro y admiración porque nunca habían visto a gentes con características de este tipo, que no hace mucho también se les conocía como huacos, y que ahora, en la actualidad se les diagnosticaría como el padecimiento del vitíligo.

Además que en este ejército había costeños de raza negra que nunca antes habían sido vistos en la ciudad de México.


Los Pintos, según Morelos


Otra anécdota relata que Morelos habría dicho que nunca había visto a hombres tan valientes y fieros en el combate como los “Pintos de Tierra Caliente”. Estos guerreros calentanos eran apreciados por su arrojo y entrega en combate. Cuenta la anécdota que Morelos sólo lamentaba que en estos valientes soldados su talón de Aquiles eran las tierras altas, porque en tierras frías se arremolinaban ante la fogata y se negaban a pelear por el frío.


Francia toma la ciudad de Puebla


Eutimio Pinzón participó activamente durante el sitio de Puebla que fue tomada finalmente en 1863, tras 62 días de asedio. El 16 de marzo de 1863, Forey, general francés, inicia el sitio de Puebla con 30 mil soldados franceses contra 29 mil 930 mexicanos. Siguieron las operaciones del sitio hasta el día 13 de mayo de 1863, tres días antes de la rendición de la plaza, en que el general en jefe citó a una junta de generales para consultar su opinión sobre el partido que debía adoptarse, supuesta la situación de la plaza que era bien conocida de todos, por la escasez de provisiones y de municiones para sostener la guerra.

Entonces el general en jefe, Jesús González Ortega dispuso que se rompieran todas las armas portátiles lo mismo que la artillería y mandó al general Mendoza a avisar al general Forey que la plaza de Puebla estaba a su disposición el 17 de mayo de 1863. Una vez prisioneros, se presentó el general Forey el 18 de mayo de 1863 con un acta redactada en francés con la pretensión que la firmaran los generales, jefes y oficiales del ejército para comprometerlos bajo palabra de honor a que permanecerían neutrales hasta el fin de la guerra.

Los generales suscribieron un escrito en el que sostenían que las leyes de México y sus convicciones personales les impedían cualquier compromiso con el invasor. Entre los firmantes estaban los generales Jesús González Ortega, comandante del cuerpo del ejército de Oriente encargado de la defensa, Porfirio Díaz, Mariano Escobedo y también quien hoy ocupa estas páginas, el general Eutimio Pinzón.

Fueron presos y conducidos a Orizaba, Veracruz, con el fin de enviarlos a Francia. Eutimio Pinzón escapa junto con otros oficiales para continuar la lucha contra el segundo imperio.


Otra vez, a pelear a Puebla


En el libro “Crónicas de Tierra Caliente”, Mundo Fernández escribe que en 1867 Eutimio Pinzón nuevamente va a Puebla a luchar contra los imperialistas de Maximiliano y participa en la batalla del 2 de abril y que sale victorioso al atacar el convento Del Carmen, y el día 4 vence a Leonardo Márquez en la batalla de San Lorenzo.

Eutimio Pinzón, de acuerdo a la información de Wikipedia, fue nombrado general a la edad de 44 años. Sus tropas siempre fueron conocidas como “los Pintos de Tierra Caliente”.
Sus acciones de guerra las ubican durante la Guerra de Reforma, cuando Pinzón defendió el mando liberal y con participaciones heroicas en la batalla de Guadalajara, batalla de Tacubaya y el sitio de Teloloapan.

Fue un general que compartió el campo de guerra con generales como Jesús González Ortega y el mismo Porfirio Díaz. Después de que el ejército francés se apodera de Puebla, Pinzón, en su huída regresa al estado de Guerrero y como jefe de la Segunda Brigada de la División del Sur se le comisiona a la defensa de los distritos de Hidalgo, Aldama, Mina y Alarcón con cuartel general y base de operaciones en Cutzamala, ahora llamado Cutzamala de Pinzón a partir del 19 de junio de 1871, en el que por decreto número 5 del Segundo Congreso del gobierno del general Arce, a este municipio se le hizo el agregado de Pinzón en honor a este general que se distinguió por su amor a la patria.


Vicario y Figueroa lo emboscan


En Wikipedia se asienta que Pinzón es asesinado por la espalda en 1867, en Iguala, y sepultado en Cutzamala. También se establece que muere el 13 de junio de 1867 en Los Capires, cerca de Metlapa y de Iguala, al caer en una emboscada puesta por parte de Vicario e Ignacio Figueroa. Alfredo Mundo, en sus Crónicas, establece que el ladrón Linares fue quien le disparó por la espalda.

También Mundo Fernández escribe que el general Nicolás Pinzón lo traslada a Cutzamala y lo sepulta en el sagrario, a un lado del altar mayor de la iglesia. En una información de Wikipedia se dice que el 7 de junio de 1867 el general Jiménez lanzó un nuevo Plan de Iguala donde se desconocía al gobernador Diego Velázquez y se proclama a Ignacio Manuel Altamirano como gobernador del estado.

El gobernador Velázquez ordena al general Eutimio Pinzón para que al mando de una tropa aplaque a los rebeldes que se habían levantado en armas, por lo que el 13 de junio se libra una feroz batalla entre ambos bandos en el lugar que se encuentra entre la colonia El Capire y Metlapa, donde resultan triunfadores los rebeldes dirigidos por Juan Vicario e Ignacio Figueroa y que el general Eutimio Pinzón cayó muerto en la batalla y su cuerpo fue reclamado por unos lugareños de Cutzamala, quienes lo trasladaron a este lugar.


Arrumbado en un bote de manteca


El ilustre combatiente liberal defensor del Sitio a Teloloapan fue sepultado, como lo marca Mundo Fernández, en el sagrario del templo de Cutzamala donde el escritor relata que el cura del lugar lo exhumó para arrumbarlo en un bote que se conocen como de manteca, donde permaneció ahí hasta que fue rescatado y puesto en la urna que se ubica en la plaza principal del palacio municipal de Cutzamala, donde recientemente se erigió un busto en su honor.


Lo que queda de Eutimio Pinzón


Poco se sabe de sus descendientes en Tierra Caliente. Los datos que tenemos son que el general Pinzón tuvo un hijo natural que se llamó Franco Pinzón, quien llegó a vivir a Tanganhuato, municipio de Pungarabato y éste a la vez tuvo una hija que se llamó Lucrecia Pinzón, quien fue la madre de los profesores Damián Pinzón que aún radican en este pueblo. Pero esto es apenas una rama de un árbol genealógico que se extiende por todo el estado de Guerrero.

Despertar Del Sur, 17 de febrero de 2011

viernes, 11 de febrero de 2011

Inauguran hoy en Acapulco, una exposición José María Morelos

Karla Galarce Sosa


Morelos, el hombre y el héroe es el título de la exposición que será inaugurada hoy por la tarde en el Museo Histórico de Acapulco.

En la exposición se muestra la parte humana del caudillo insurgente desde sus primeros años de vida, la vida en Tahuejo donde pasó su juventud y su descendencia.
La investigadora de la Coordinación Nacional de Exposiciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Martha Vela Campos destacó la importancia de la toma del Fuerte de San Diego para la victoria de los insurgentes en el sur del país.

La exposición temporal Morelos, el hombre y el héroe ofrece al visitante un aspecto humano del personaje insurgente; se muestran detalles de las diferentes etapas de su vida, desde su nacimiento y primeros años, hasta su incorporación al movimiento de Independencia, también se muestra parte del carácter del caudillo, al percibir su carisma, sus amores y su descendencia, así como su gran pasión y compromiso por la causa independentista.

De acuerdo con lo expuesto por la especialista, la investigación es un acercamiento al gran caudillo, estratega y estadista, pero sobre todo al aspecto humano de un gran hombre: José María Morelos y Pavón.

Mencionó que Morelos nació en Valladolid de Michoacán el 30 de septiembre de 1765, y tuvo una vida basada en el trabajo.

“Desde pequeño se vio en la necesidad de sacar adelante a su familia. Fue un caudillo incomparable, fue un estadista virtuoso e intachable, un sacerdote ejemplar con inquebrantables convicciones religiosas, pero ante todo, fue un hombre y sostuvo varios romances a pesar del celibato sacerdotal obligatorio, amores que dieron fruto a su descendencia”, abundó la especialista.

La exposición temporal que se inaugurará hoy, estará abierta al público hasta el 11 de marzo, para después trasladarla al Museo de la Bandera en Iguala y luego al Museo Guillermo Spratling de Taxco.

Sur de Acapulco, 11 de febrero de 2011

miércoles, 9 de febrero de 2011

Los últimos días del general Cárdenas



Escrito por Ángel Ramírez Ortuño

HUETAMO, MICH. Nacido el 21 de mayo de 1891 en Jiquilpan, Michoacán, el pequeño Lázaro Cárdenas del Río proviene de una familia compuesta por su padre don Dámaso Cárdenas Pinedo y doña Felicitas del Río Amezcua, y él será el mayor de 8 hermanos, tres de ellas mujeres, (Angelina, Josefina y Margarita); y cuatro hermanos (Dámaso, Alberto, Francisco y José Raymundo), y su juventud se verá involucrada por los avatares de la Revolución Mexicana, dado que para 1914 se une a ella y diez años después logra el grado de general de brigada.

Su carrera siempre ascendente lo llevará a ocupar altos cargos de responsabilidad nacional, de tal forma que entre los años de 1928 a 1930 se desempeñará como gobernador del estado de Michoacán, luego será secretario de Gobernación en el gabinete del presidente Pascual Ortiz Rubio y enseguida dirigente del Partido Nacional Revolucionario, y así, hasta alcanzar la presidencia de la República en 1934 -1940 y después se haría responsable por muchos años de la Comisión del Río Balsas.
En Huetamo, una familia como la de los Sánchez Pineda, en especial la señora Margot Martínez Sánchez, tuvo el gran privilegio de tratar muy de cerca al general Lázaro Cárdenas del Río y a su familia, por eso, al tener la oportunidad de curiosear entre su extenso álbum fotográfico familiar, nos llamó la atención una fotografía tomada el día 21 de mayo de 1970 por el ingeniero Carlos Corona, colaborador cercano del general y esposo de Margot.

En la confianza que nos prodigaba la señora Martínez Sánchez explica que la foto fue tomada el día en que el hombre de Jiquilpan cumplía 75 años de edad, entre un paraje oaxaqueño de Tonalá y El Cardonal, y donde con una navaja el Divisionario marca en el tronco de un árbol la fecha de su cumpleaños, pero no había ambiente para festejos, reconocimientos ni nada parecido, dado que ese día Cárdenas sufrió una fuerte crisis de agudos dolores que lo mantuvieron alejado de todo contacto en fecha tan significativa.

Se apartó de todos y se refugió en un remoto punto de la serranía de Oaxaca, y por ese motivo no acudió a una comida que se le ofrecían en la comunidad de Chilacahuapan, donde era esperado por autoridades civiles, militares y eclesiásticas, y ese evento quedó para mejor fecha, mientras tanto Cárdenas regresaba a México lacerado por su enfermedad terminal y sería hasta el día 21 de junio del mismo año cuando de nueva cuenta regresaba a Oaxaca y aceptaba una comida ofrecida por la huetamense Margot Martínez, dama de compañía de doña Amalia Solórzano, originaria de Tacámbaro.

Esa fecha fue inolvidable -recordaba doña Mago- como se le conoce mejor en Huetamo, donde su señora madre doña María Sánchez Pineda inauguró en los años cuarentas el famoso hotel Palmas, sitio predilecto del general para descansar en sus constantes visitas a Huetamo y que a veces cambiaba por la tranquilidad y retiro de la casona árabe del centro de la ciudad y propiedad de su gran amigo Juan Abraham Salgado, al que conociera en 1929 en pleno centro de la ciudad tripulando un carro último modelo.

Cosas de la vida -señalaba Juan Abraham- pues dada su fina amistad con este corresponsal explicó que su padre, don Julián Abraham, había embarcado desde México un coche para él, y que el recorrido fue por tren de México a Cuernavaca, Iguala y Balsas, Guerrero, donde fue bajado de un tren y metido a un barco de madera que en tres días lo trasladó hasta el puerto de Ziritzícuaro, donde se tuvo que abrir una brecha para llevarlo a Huetamo sobre un tramo de cerca de 20 kilómetros.
Cárdenas, quien en 1929 era gobernador de Michoacán, recorría a caballo la región de Tierra Caliente y al arribar a Huetamo se quedó maravillado de ver que un joven daba vueltas en el jardín de Huetamo en un carro del año, mientras que él, la máxima autoridad, sólo podía viajar en los lomos de un caballo, pero cuando supo que se trataba del hijo del rico comerciante libanés, Julián Abraham Hanna, sólo atinó a ir a visitarlo y pasar unas horas bajo una hermosa mezquita árabe construida en 1924 en pleno corazón de Huetamo.

Pero doña Mago, desde la ciudad de Yautepec, Morelos, donde reside actualmente, seguía dando detalles de aquella foto y dijo que a un costado de él estaba su señora madre doña María Sánchez Pineda, y a más allá el ingeniero Báez, responsable de la construcción de la carretera nacional México- Toluca- Morelia, mientras que a la izquierda del general estaba el cura del pueblo y de esa forma festejaban por fin el 75 aniversario del natalicio del famoso michoacano universal.

Con el corre de los días, Cárdenas aún tuvo alientos para regresar a Huetamo, eso sucedía en el mes de agosto del año de 1970, y se dio el gusto y placer de visitar por última vez la huerta de Tomatlán, un paradisiaco lugar propiedad de su amigo Juan Abraham, y entre otras personas lo acompañaba un periodista de Excélsior y Vicente Godínez Zapién, quien años después sería el director del periódico Cambio de Michoacán.

Herido de muerte, Cárdenas regresó a su casa particular de la calle de Andes, en Bosques de las Lomas, Distrito Federal, sitio en que gustaba de escuchar de vez en cuando el violín de Isaías Salmerón, y lugar donde finalmente murió el día 19 de octubre del citado año del 70, y noticia que al darse a conocer conmovió al país, pero en especial a los pueblos de Tierra Caliente, donde lo consideraban un apóstol del agua y de los árboles, y donde construyó puentes, caminos y presas y la gente lo amaba.

Muerto el general Cárdenas, la cuenca del Balsas lo recordaría siempre colocando su nombre a parques, jardines, escuelas, calles y avenidas, y en su memoria queda para la posteridad una gigantesca cabeza de piedra esculpida con la semejanza de su rostro que se localiza entre Tlapehuala y Arcelia, por eso, al observar esa foto del 21 de mayo de 1970, quisimos, por solicitud de esta sección especial recordar al inolvidable general Lázaro Cárdenas del Río.

Despertar del Sur, 09 de febrero de 2011

jueves, 3 de febrero de 2011

Rescatan del anonimato a héroes campesinos de la Revolución

Anonimato a héroes campesinos de la Revolución

Rescatan del anonimato a héroes campesinos de la Revolución

Presenta el Museo Regional de Guerrero exposición de 87 fotografías en blanco y negro, once de ellas inéditas; estarán en exhibición hasta abril próximo.

Notimex

Publicado: 02/02/2011 17:28

México, DF. Una serie de 67 fotografías en blanco y negro captadas entre 1910 y 1920, once de ellas inéditas, rescatan del anonimato a los héroes campesinos que dirigieron la lucha revolucionaria en Guerrero.

Ello forma parte de la exposición “La Revolución en el Sur. Testimonios”, que se presenta en el Museo Regional de Guerrero, en Chilpancingo, donde permanecerá abierta al público hasta abril próximo.

Francisco Herrera, investigador y curador de la exposición organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), comentó que a través de estas fotografías “se busca dar a conocer al público cómo fue la Revolución en el estado, desvelar los rostros de los principales generales zapatistas que encabezaron la lucha, detallar cuáles fueron las regiones y pueblos que se levantaron en armas, y las demandas principales por las que pelearon”.

Una de las imágenes inéditas recuperada para esta muestra es la del general Nabor Mendoza, apodado “Coyote”, cuya gesta inspiró la novela-corrido “El Coyote”, del escritor guerrerense Celedonio Serrano Martínez, en la que narra pasajes y personajes de la lucha armada en esa entidad.

Este personaje revolucionario, nativo de Cuauhlotitlán —municipio de Tlalchapa, región de Tierra Caliente en Guerrero—, murió el 6 de marzo de 1918 en el paraje de El Molino, municipio de Ajuchitlán, en una batalla contra el militar carrancista Cipriano Jaimes.

Las fotografías proceden de colecciones particulares y archivos de instituciones, como el Fondo Casasola de la Fototeca Nacional del INAH, que prestó la mayoría de imágenes, del Museo Casa de Carranza y los archivos Histórico de la Defensa Nacional, General de la Nación, e Histórico de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Las imágenes son en su mayoría retratos de revolucionarios que aparecen solos o acompañados de sus estados mayores, entre ellos, los generales Heliodoro Castillo, Julio A. Gómez, Julián Blanco, Silvestre G. Mariscal, Crispín Galeana, Pantaleón Añorve, Ignacio Maya, Pedro Saavedra, Rómulo Figueroa, Ambrosio Figueroa y Martín Vicario.

En la muestra destacan también las fotos de dos de los “héroes populares” más importantes para los campesinos guerrerenses: los generales Encarnación Díaz y Jesús H. Salgado.

El primero fue originario de Mayanalán, en Tepecoacuilco, Guerrero, y sobresalió por haber sido el dirigente que precipitó, dos días antes de lo planeado, la Toma de Chilpancingo el 24 de marzo de 1914.

Con ello logró un ataque sorpresivo que le valió el triunfo y darle el territorio guerrerense a la causa revolucionaria zapatista. Fue hecho prisionero y fusilado en 1916.
En la exposición se incluye una toma del general Encarnación Díaz con su estado mayor, que fue maximizada a 16 por 20 pulgadas.

“Él fue uno de los héroes campesinos más importantes que le dio al zapatismo el control del estado y la posibilidad de poner en práctica un gobierno local a favor de los pobres”, señaló Francisco Herrera.

Por su parte, Jesús H. Salgado, originario de Los Sauces, municipio de Teloloapan, Guerrero, destacó por haber sido de los revolucionarios más constantes que no claudicó y que dirigía el movimiento zapatista en el estado.

A pesar del fallecimiento de Emiliano Zapata (abril de 1919), Salgado continuó con la lucha, incluso sin haber posibilidades de triunfo militar, hasta el 14 de febrero de 1920 cuando murió en combate en la sierra.

La muestra se acompaña de una alegoría de la época a través de la exhibición de herramientas campesinas, utensilios de cocina como ollas de barro y cazuelas, sombreros de palma, armas, billetes que expidió el Banco Revolucionario de Guerrero y una carabina 30-30, préstamo de Ricardo Infante Padilla, profesor de la Universidad Autónoma de Guerrero.

Asimismo, al inicio de la exposición se presenta el documental “Memorias de un mexicano”, creado por Carmen Toscano a partir de las filmaciones de su padre Salvador Toscano; fue estrenado en 1950 y presenta personajes relevantes del porfiriato y la Revolución. La cinta forma parte del acervo de la Filmoteca de la UNAM.

Para el montaje de esta exposición fueron primordiales las aportaciones históricas y fotográficas del antropólogo Samuel Villela Flores, de la Dirección de Etnología y Antropología Social, quien junto con Blanca Jiménez Padilla, directora del Centro INAH-Guerrero, es coautor del libro “Los Salmerón”.

“Un siglo de fotografía en Guerrero”, publicado por el Instituto en 1998 y del cual se obtuvieron 11 imágenes para la exposición.

“En este libro se recuperan varios de los testimonios gráficos obtenidos por uno de los mejores fotógrafos del estado, Amando Salmerón, quien al hacer tomas en su estudio o en inmediaciones de Chilapa y Chilpancingo, fue fiel testigo del proceder del gobierno porfirista”, destacó Francisco Hewrrera.

“Y la inconformidad del pueblo, el levantamiento y triunfo revolucionario, la búsqueda de la paz, la democracia y la estabilidad del país”, agregó.
Además, de acuerdo con la investigación del antropólogo Villela, Salmerón —quien falleció el 9 de febrero de 1951 en Chilpancingo— llegó a recibir invitaciones del líder revolucionario Emiliano Zapata para fotografiar campañas y a algunos de los prisioneros.

Otras 14 imágenes de la exposición fueron extraídas de los libros “La Revolución zapatista de Guerrero”, de Renato Ravelo Lecuona; “Crónica de la Revolución en Guerrero”, de Jesús Figueroa Alcocer; “Teloloapan, entre el tezcal y la sal”, de Jesús Guzmán Urióstegui; y “Revolución evolucionista de México”, de Theiner & Janowitzer.

La Jornada, 02 de febrero de 2011