martes, 2 de julio de 2013

Comentarios al libro La Visita, de Daniel Silverio Díaz


Roberto Ventura

Hace unos meses, tuve el placer de leer La Visita, novela del escritor calentano Daniel Silverio Díaz, cuya temática está basada en hechos reales acontecidos al propio autor, en la que Miguel, el personaje principal de la trama, joven preparatoriano oriundo de la región de Tierra Caliente, se ve envuelto en una verdadera pesadilla que lo lleva al límite de su cordura, pues se ve inmerso en una de las luchas más antiguas a las que se enfrenta el género humano: la del bien contra el mal.

El autor advierte al lector que su obra contiene hechos ajenos a su cabal comprensión, sucesos cuya lógica no caben en los límites de la razón y que nos obligan a replantear nuestro punto de vista respecto a lo sobrenatural. La trama se reconstruye con testimonios de las personas que presenciaron directa e indirectamente los hechos y se organiza en ocho apartados, el primero (El Encuentro), es fundamental, los personajes que principalmente lo acompañan son Dalia, los Amigos, El Sacerdote, El Curandero, Don Demesio, Gregorio y Rayito, este último, una figura determinante en la trama de contada por Daniel.

En La Visita, su autor describe con precisión los espacios en donde se suscitan los hechos, desplegando con detalle a sus personajes y el entorno en el que actúan, con un ritmo que mantiene al lector siempre en suspenso. Te lleva de la mano a un viaje a lo desconocido, hacia las miles de historias que nacen y mueren en la mente de quien los vive, sin que los que están fuera de ese mundo se den cuenta de la lucha que se libra en las entrañas del cuerpo.

Basta leer sólo unas cuantas líneas de su primer capítulo para estremecer el corazón y la mente del lector y desatar su imaginación para crear en su mente muchos finales de la trama, acorde con sus creencias, juicios y valores.

Hay en la historia de Daniel paisajes inimaginables: miedos, demonios, posesiones, apariciones, brujos, curanderos de hierbas y almas, etcétera. En él se condensa otra historia más de misterio, tan arraigado en el imaginario colectivo de la gente, no sólo la de Tierra Caliente, sino de muchas regiones del país, con el mismo o distinto nombre: duendes, chaneques, tonos y nahuales (Costa Chica), el amigo, los espantos, las limpias, los daños, etcétera.

Vivencias en las que la ciencia no encuentra explicaciones. Donde la ganas por vivir y la fe, juegan un papel relevante, aunque la solución o la cura no tengan explicaciones, en donde subsiste nuestra preocupación por el más allá, casos donde el sincretismo religioso se hace presente en las personas con mucha fuerza.

La Visita no es solamente un recuento de lo vivido por su autor, sino que también es una lección de amor a la vida, el respeto a la fe y a lo espiritual. Un texto que pone a prueba los valores de quien lo lee.

Uno de los méritos que le veo a La Visita es que su autor se atrevió a contar su historia con el objetivo de compartir su experiencia y dejar por escrito su testimonio, como una forma de sincerarse consigo mismo y mostrar ese interregno que existe entre la realidad y la imaginación, entre la vida y la muerte.

Tal vez nuestro autor necesitaba vivir esta experiencia para entender algo, para valorar algo, para retomar la vida, para retomar la fe. Ojala nos cuente más sobre lo que se puede aprender de una vivencia semejante.
Ante un país con necesidad de aumentar el número de lectores, La Visita se convierte un buen pretexto para atizar el interés por la lectura.

La Visita es una obra que se abre con expectación y se cierra con provecho. Novela que bien merece ser incluida en los maratones de lectura y tendedero de libros que organiza el programa Paralibros que promueve el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la secretaría de Cultura del estado y ponerla en las diversas salas de lecturas que se han establecido en la entidad guerrerense.

Ojalá que la secretaría de Cultura de Guerrero implemente un mecanismo para recolectar obras de este tipo, que brotan a lo largo de la ribera del río balsas. La obra de Daniel es un excelente ejemplo de ello.

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